Título original: Kursk
Director: Thomas Vinterberg
Guión: Robert Rodat, basado en el best seller de Robert Moore
Intérpretes: Matthias Schoenaerts, Colin Firth, Léa Seydoux
Música: Alexandre Desplat
Nacionalidad: Francia / Bélgica / Luxemburgo
Género: Drama
Basada en la novela A time to die, de Robert Moore, y adaptada por el guionista Robert Rodat, KURSK es una superproducción dirigida por Thomas Vinterberg, que junto con Lars von Trier fundara Dogma 95: ese cine que exigía que el actor viviese y no interpretase, el mismo cine que volvía a la simplicidad. Este film no es simple, tecnológicamente hablando, y está muy bien interpretado por actores famosos, como el belga Matthias Schoenaerts, la francesa Léa Seydoux, ambos brillantes, Colin Firth o Max von Sydow; no es que haya efectos especiales redundantes, pero tampoco puede ser considerada una película Dogma.
Año: 2018
Es imposible hacer spoiler con KURSK, sabemos que todos van a morir. El K-141 fue un submarino nuclear de la armada rusa, botado en 1994. El 12 de agosto de 2000 iba cargado con 24 misiles. Tenía seis tubos lanzatorpedos en proa y estaba propulsado por dos reactores nucleares, dos turbinas y dos hélices. La tripulación del submarino estaba compuesta por 44 oficiales y 68 marinos, y efectuaban maniobras en el mar de Barents. De hecho, eran unas maniobras de ostentación de las fuerzas navales, con despliegue de casi toda la flota rusa: 4 submarinos, múltiples navíos, portaaviones y el buque Pyotr Veliky (Pedro el Grande). Parece que Putin quería mostrarle al ejército chino las bondades del torpedo Shkval.
La película comienza con la boda de uno de los oficiales que al día siguiente formará parte de la tripulación del Kursk. La ambientación es impecable. Muestra una Rusia empobrecida y unos oficiales cuyas casas aparecen muy deterioradas y paupérrimas.
Sin demasiado preámbulo, se producen dos explosiones, con pocos minutos de diferencia. Las autoridades navales informaron de que el buque estaba perdido en medio del océano y a quinientos metros de profundidad. En realidad, el Kursk estuvo localizado desde el primer momento. Estaba a algo más de 100 metros de profundidad y rodeado de toda la flota rusa.
El joven teniente Dimitri Kolesnikov, interpretado por Schonaerts, toma un poco las riendas del desastre, ante la explosión y el incendio de la parte de proa del submarino. Van cerrando compuertas, hasta situarse en los compartimentos 8 y 9, en la popa de la nave, y ahí intentan sobrevivir 23 hombres de la tripulación. Sabemos quiénes fueron, porque pudieron dejar algunas notas manuscritas.
La película es en todo momento desesperante. Sabemos lo que va a suceder y consigue que nos compadezcamos de los marinos, a los que vemos golpeando tubos metálicos a las horas en punto, para conseguir que se les oiga fuera y ser rescatados. Nos cuenta cómo iban transcurriendo los días y cómo se impidió el acceso a británicos y noruegos, hasta el último momento, cuando ya era demasiado tarde. Hasta el día 14 de agosto se pudo escuchar ruido dentro del submarino. Cuando el día 15 se les dio vía libre, pudo verse por video que los tripulantes habían muerto, asfixiados o ahogados.
En la realidad el vice-almirante Motsak habló de que había tripulación con vida, y de los golpes que se escuchaban en popa. Se llevaron a cabo hasta siete intentos de rescate. Rusia y un Putin de vacaciones ininterrumpidas, marearon y engañaron a las familias y a la opinión pública internacional, tergiversaron la realidad hasta la desesperación. La película narra lo sucedido a la perfección.
En su momento, Rusia dio mil versiones: que si había sido torpedeado por el Memphis y el Toledo, buques norteamericanos de la OTAN, que si había chocado con algo, y hasta se sospechó de que pudiera haber sido hundido por fuego amigo, proveniente del Pedro el Grande.
El guionista y el director evitan en todo momento tocar la figura de Vladímir Putin, seguramente para evitar sabotajes. Tal y como le sucedió a Dmitri CherKásov, cuya novela Con la cruz y el acero, de 2001, fue amenazada de secuestro.
En 2001 se rescató el submarino y la mayoría de los cuerpos que no desaparecieron con las explosiones. También se recogieron las bombas y los 2 reactores.
En marzo de este mismo año, 2018, Putin ya avalaba la versión de esta película, de la explosión en el compartimiento de torpedos (una mezcla de H2 que se filtró en microgrietas de la superficie de los torpedos), y hablaba de los graves problemas económicos, tras la desintegración de la URSS. En el año 2030, Rusia podría desclasificar los 133 tomos de documentación que no ha trascendido.
En resumen, la película constituye un magnífico documento de historia contemporánea.