El Jockey, película de Luis Ortega
Lo que se puede decir de El jockey es que es una locura. Contar de qué va la película es prácticamente imposible. Es surrealista, decadente, absurda, delirante y divertida. Pero a la vez toda ella está envuelta en una profunda melancolía.
La primera escena se desarrolla en un bar sucio y cutre, al más puro estilo de la “corte de los milagros”, que nos traslada a un escenario propio de El jorobado de Notre Dame en Buenos Aires.

El protagonista, Remo Manfredini es un jockey bastante yonki y su pareja Abril, también jocketa, intenta ayudarle a mantenerse sobrio. Gran parte de la acción se desenvuelve en el hipódromo argentino de Palermo, siguiendo un extraordinario camino subterráneo de los jockeys para recoger el caballo. Camino plagado de alcohol y de farlopa para equinos, que Remo utiliza para entonarse en la carrera.
La mayoría de las escenas parecen inconexas, aunque al final van adquiriendo una gran coherencia, porque la historia se va volviendo cada vez más delirante.
Los protagonistas, Nahuel Pérez Biscayart y Úrsula Corberó entran maravillosamente al trapo de este guion surrealista, donde cada personaje que aparece, suele ser un zumbado mayor que el anterior.
Hay una escena emblemática de bailecito (estilo Pulp Fiction), con mucha química entre los protagonistas, y que al parecer se filmó al principio del rodaje, como para romper el hielo entre los actores. La banda sonora le va como un guante a cada escena, con canciones en español (varias de ellas del padre del director, el mítico Palito Ortega). De hecho, hay un baile entre Marisol y Palito con la canción Corazón contento, que también recuerda mucho a la escena entre Remo y Abril.

Hay personajes realmente fascinantes, como el mafioso empresario hípico, Sirena, interpretado por Daniel Giménez Cacho, que utiliza bebés a modo de accesorio, como si fueran bolsos de mano, que desecha de alguna manera que preferimos no conocer. También los malotes a las órdenes de Sirena resultan bastante inquietantes.
Se trata en suma de una narración super turbia y oscura, llena de “miserables” –por volver a la escenografía de Víctor Hugo–, con momentos desternillantes, como cuando mandan traer desde Japón a Buenos Aires al caballo Mishima, acostumbrado a girar hacia la derecha y origen del terrible accidente en las pistas con el protagonista, Remo Manfredini.
A partir de este giro siniestro, Remo acaba en el hospital y allí coge de una percha un abrigo de pieles y un bolsito, y se escapa con tremendo vendaje en la cabeza (como un gran melón) y deambula por la ciudad buscando esta vez su identidad. Este último Remo está basado según el director de la película, en homelesses que veía a menudo por la ciudad de Buenos Aires, con visones y cadenitas, una zapatilla Crocs y un zapato de tacón.
Es en cualquier caso una maravilla de película que no parece tener ninguna coherencia y que seguramente no la tiene.
El jockey.
Argentina 2024
Director: Luis Ortega
Guionistas: Rodolfo Palacios y Luis Ortega
Reparto: Nahuel Pérez Biscayart y Úrsula Corberó.
94’