Rosita Mariella
Atravesando calles colapsadas por el tráfico y la multitud, llegamos a la galería Daniel Cuervas, donde las recientes obras de Javier Garcerá nos conceden un momento de paz y de sosiego.
El artista valenciano (Puerto de Sagunto, 1967), profesor de pintura en la Facultad de Bellas Artes de Málaga, empezó a trabajar con la seda hace muchos años. Y, gracias a su dominio de la técnica de la pintura sobre seda, ha sido capaz de elevar la misma a un nivel excepcional y de crear nuevos efectos pictóricos realmente exquisitos.
Las obras expuestas son un óptimo ejemplo de cómo su trabajo requiere de una mirada paciente. Pues invitan a pararse, a aceptar lo que está ocurriendo, e invitan incluso a la escucha. Son obras que nos recuerdan la posibilidad de un tiempo distinto, un tiempo que parece nos sacase de los modos de ver y producir característicos del capitalismo. Un tiempo no relacionado con la productividad, como la entendemos hoy en día. En un momento en que parece que nos han robado el tiempo, el artista regala con su obra al espectador una manera de recluirse en su propia dimensión de calma, un espacio donde poder dedicar al cuadro la escucha y la contemplación suficiente que requiere.
Con sus obras Garcerá busca otro tipo de aproximación al arte, que exija el esfuerzo de mirar desde ‘otro lado’. Pues exige la demora, y nos plantea discursos que no son abordables desde la razón. La meditación y las filosofías orientales son aquí esenciales, para entender lo que el artista nos plantea con su trabajo. Aunque también cabe esperar que las infinitas combinaciones de tejidos y colores conduzcan a los observadores a otras posibles interpretaciones y traducciones de lo que ven. Hacia una verdadera contemplación. Su maestría en el uso del acrílico, para crear luces y sombras sobre la seda, estimula excitaciones ópticas, brillos e iridiscencias, y efectos de alucinación casi psicodélicos. La elección del color rojo, que domina la sala, favorece la creación de estos efectos. Pues el rojo es un color particularmente elástico, que permite muchas variaciones.
Las obras de Garcerá son el resultado de largos periodos de experimentación y de estudio, de casi infinitas combinaciones pictóricas y textiles. De modo que el efecto cromático final se va consiguiendo a base de continuas pruebas de sedas y colores. En la serie sobre las cuatro estaciones, por ejemplo, se han utilizado sedas de diferentes colores, dependiendo de lo que tópicamente transmite cada temporada. Para el invierno, donde se representa el hielo, se ha elegido una seda blanca como base, mientras para el verano, que evoca una sensación de calor, se ha empezado desde una base de seda amarilla. Además de las representaciones de las cuatro estaciones, la serie “Y también pasará” incluye imágenes de elementos particularmente íntimos para el artista, como su casa, sus perros o su jardín. En la pieza titulada Biblioteca, Garcerá comparte con el público títulos de libros que han influenciado en su línea de trabajo, y transforma sus portadas en esculturas de madera.
El propósito de la creación de Javier Garcerá es el de ampliar la sensibilidad perceptiva del publico, para llevarlo a un nivel más profundo de comprensión. Acostumbrados a un mundo de imágenes fácilmente accesibles e inteligibles, la exposición Y también pasará desafía nuestras capacidades de capturar un tiempo efímero que aparece y desaparece, llevándonos a una nueva dimensión que tal vez necesitamos mas de lo que creemos.
Javier Garcerá: “Y también pasará”.
Galería Daniel Cuevas,
Calle de Sta. Engracia, 6, 28010
Madrid, del 20 de enero al 17 de marzo 2022