Carmen Izquierdo
Imi Knoebel (1940, Alemania) es un artista visual reconocido internacionalmente por su lenguaje minimalista y su interés por la abstracción geométrica. Alumno predilecto de Joseph Beuys desde 1964 al 1971, descubrió de su mano este minimalismo abriéndose a la influencia de las obras y lecturas de destacados vanguardistas de principios del siglo XX. Este conjunto de influencias le hará generar un lenguaje plástico muy particular que lo ha situado hoy como uno de los artistas contemporáneos más destacados e influyentes tanto para los críticos como para las instituciones y galerías de todo el mundo. La galería Caja Negra, como prueba de ello, presenta la exposición individual Anima Mundi, abierta desde el 25 de noviembre hasta el 22 de enero, donde pone a disposición del público una interesante muestra de su homónima serie.
Anima Mundi, serie realizada entre 2010 y 2019, explora las relaciones entre el espacio, el soporte pictórico, la geometría y el cromatismo. Influenciado por el suprematismo de Kazimir Malevich nos ofrece, desde su propia visión, una continuación de la concepción suprematista de “percepción pura”. Esto es, una forma de abstracción total, gracias al uso reducido de ciertas figuras geométricas esenciales, rectángulos en este caso concreto, y cuyo fin es la persecución de una Belleza Pura e independiente que excluya cualquier contenido narrativo o referencial. Sin embargo, este elemento no debe hacernos considerar a Knoebel como un purista del suprematismo, ya que aplica una paleta de colores variada, brillante y repleta de contrastes que nos evoca la teoría cromática del profesor de la Bauhaus, Johannes Itten. Es así como se explica que, mediante la contraposición de tonalidades frías y cálidas, saturadas o incluso complementarias, dote a esta serie de una profunda carga emocional y sensitiva.
Los dos ejes vertebradores del discurso plástico de la muestra aparecen, de forma deliberada, en un permanente diálogo, debido al premeditado carácter espacial y objetual de sus obras. Son composiciones simultáneamente abiertas y cerradas, sobre un fondo monocromático extendido, que se muestra enmarcado y a su vez “encerrado” por las estructuras rectangulares. Una interacción entre espacios que se proyecta a la tercera dimensión pues, al ser realizada con acrílico sobre acetato en bastidor de aluminio, despliega todas sus posibilidades físicas intrínsecas, situándose en una frontera cercana al relieve.
Es necesario remarcar que la producción de Knoebel ofrece una gran coherencia en su decurso temporal. Algo que la Caja Negra no ha descuidado, al poner a disposición del visitante una pequeña muestra de su obra anterior. Así, con el grupo de estarcidos Messerschnitt (1977), comprobamos como la disposición de los elementos geométricos cerrados y de alta carga cromática, realizados mediante corte de cuchillo en una plantilla sobre un fondo extendido en blanco, lejos de conformar una producción ajena a la muestra principal de la galería, es en realidad ejemplo de esta comunión de las diferentes partes del total de su obra, lo que comprobamos en sus propuestas definidas por las formas y el color. A su vez con Marco (1968 – 1989) nos hacemos conscientes de lo antiguo que es su afán por la exploración de la objetualidad, sin olvidar la vinculación con las tres dimensiones como queda patente en el propio título de la obra.
A poco que observemos la muestra, comprobamos que el artista no esconde su gustos por los -ismos más radicales de la vanguardia histórica. ¿Lo convierte ello en una suerte de nostálgico que busca escapar de la crítica al mismo tiempo que del elemento narrativo, siendo epígono de aquellos gigantes? En mi opinión, nada más lejos de la realidad, y ello por dos razones principalmente.
Por una parte, hay que tener en cuenta que su concepción artística, enfocada en la búsqueda de una concreción y una belleza plástica absoluta, que parte del suprematismo y la Bauhaus, está forjada en debates artísticos previos a las ironías posmodernas y, por tanto, entrar en un debate sobre si los conceptos que maneja han quedado o no obsoletos puede llevarnos a conclusiones estériles. Más bien habría que darle protagonismo a la labor de redescubrimiento de la obra y la estética de aquellos vanguardistas clásicos que se vieron arrebatados de su proyecto artístico por los traumas de la guerra y las revoluciones, y que seguramente dejaron mucho por decir.
Y es que, por otro lado, tal vez la mejor forma de poner en valor la obra de Knoebel sea entenderlo desde su propio contexto, pues su proceso de maduración artística (décadas de los 70 y 80) es coetáneo al éxito internacional de los Nuevos Salvajes. Neoxpresionistas que, desde una figuración explícitamente política, revisaban el pasado reciente alemán, tratando de liberar las conciencias de su pueblo. Pero quizás la expulsión deliberada de la narratividad tenga también un objetivo de liberación: limpiar y depurar el presente del pasado, hacerlo prístino, para seguir adelante con aquella corriente que, víctima de una muerte prematura, no desarrolló todo su potencial.
Imi Knoebel nos acerca a un Anima Mundi que nos evoca un espíritu etéreo, puro e interconectado con lo más básico y natural, haciendo gala de una plástica que, interpelando a toda clase de espectador, intenta catapultarlo hacia un futuro que quedó interrumpido.
Anima Mundi
Imi Knoebel
Galería La Caja Negra (C. de Fernando VI, 17, 2º Izq, 28004 Madrid)
25 de noviembre de 2021 – 22 de enero de 2022