Zona MACO, feria de arte contemporáneo de la Ciudad de México.
Centro CitiBanamex, México, del 5 al 9 de febrero de 2020.
A pesar de que se trata de la mayor feria de arte contemporáneo de América Latina, Zona MACO mantiene todavía unas dimensiones que la hacen agradable y humana, de modo que se puede visitar cómodamente en un solo día, con tiempo suficiente para disfrutar de las distintas propuestas y hasta para conversar con los galeristas y con los artistas. Da mucho gusto ver la numerosa presencia de galerías españolas —hay hasta trece, presentes en las distintas secciones de la feria— así como la interesante oferta artística mexicana.
De las cosas curiosas que yo he visto, y que me han llamado particularmente la atención, vale la pena destacar la propuesta de Théo Mercier en Proyectos Monclova, artista del que el pasado 2019 pudimos ver una excelente exposición en la galería Casado Santapau de Madrid. Mercier ha orientado su trabajo hacia la reflexión sobre los dispositivos estéticos de los museos arqueológicos y hacia la construcción artística de nuevas arqueologías, a partir de los restos y las basuras dejados por la civilización contemporánea.
También me han interesado mucho las propuestas en torno a suelos, tarimas, pedestales y plataformas volantes o flotantes. El desequilibrio del fundamento y del pedestal se manifiesta bellamente en esta pieza colgante de Daniel Neumann and Juan Betancurth, para la galería Fridman de Nueva York, quienes transforman en sonido el equilibrio inestable de su pieza.
Por su parte, Fritzia Irizar, una excelente artista cuya obra se puede disfrutar actualmente en el Museo Universitario El Eco, presenta en la galería Nieves Fernández una instalación de suelo, hecha con serrín de colores, en la que reflexiona también sobre el equilibrio y la destrucción del pasado arqueológico. Así, lo mismo que los turistas invaden y destrozan los recintos arqueológicos, también los visitantes de la feria pisotean y destruyen, sin apenas darse cuenta, su trabajo.
Fernando Cordero, de la Caja Negra, nos trae como siempre algunas joyitas del legado de Mathias Goeritz, y en esta ocasión, además de algunas otras piezas, nos presenta una bella maqueta original de la recientemente restaurada escultura Energía (1982), en el Bosque de Chapultepec.
También resulta santo de mi devoción, por esa vieja obsesión por el tema del monumento, la propuesta del arquitecto peruano, Sergio Fernández, quien, en el Espacio Fotográfico Carlos Caamaño, presenta un conjunto de fotografías y de maquetas, dedicadas al tema del anti-monumento.
Por último, en la galería Angustias Freijo, la artista mexicana Gina Arizpe presenta una conmovedora reflexión, en forma de hilado y de tejido, dedicada a las mujeres asesinadas en la frontera de México. Con una rueca y sobre un bastidor, al modo de las Hilanderas de Velázquez, Gina va hilando los nombres de los miles de mujeres asesinadas, tejiendo como Penélope ese sudario imposible de todas las mujeres muertas por la violencia machista.