Meditación sobre la tumba de Chirino

El cementerio de Vegueta, en Las Palmas de Gran Canaria, es un verdadero museo de escultura al aire libre. Está organizado como un cementerio romántico, con bellos e interesantes monumentos funerarios. La entrada está presidida por unos versos atribuidos a Larra que invitan al visitante a la meditación.

Templo de la verdad es el que miras.
No desoigas la voz con que te advierte
Que todo es ilusión menos la muerte.

El estremecedor pensamiento, tan calderoniano por otra parte, parece una falsa atribución. Aunque son innumerables las páginas web que le atribuyen a Mariano José de Larra la autoría de dichos versos, ni uno solo de sus escritos publicados puede confirmarlo. Es cierto que Larra es el autor de unas meditaciones “El día de difuntos de 1836”, publicadas en El Español ese mismo año, y en las que se recogen numerosas inscripciones funerarias, dedicadas a la Constitución y a la Libertad, e incluso a la Inquisición, pero no esas. La única fuente segura de dichos versos es que se mandaron inscribir en la portada del Cementerio madrileño de San Nicolás y San Salvador, construido en Madrid entre 1820 y 1825, y que luego se copiaron en las portadas de muchos otros cementerios españoles. Figuran en el frontispicio del cementerio de Las Palmas, como figuran también sobre la entrada del cementerio de Montánchez. Buscando, buscando hay quien se los atribuye a Espronceda e incluso quien se los atribuye a Ignacio de Loyola.

Para encontrar una atribución más cierta lo mejor es tirar del hilo de los historiadores de los cementerios, y aquí nos encontramos alguna pista interesante. Encuentro en la tesis doctoral de Carlos Saguar Quer, sobre la arquitectura funeraria madrileña (Universidad Complutense, 1989), que presumiblemente el autor de dichos versos sea el hasta ahora para mí desconocido liberal español afrancesado, Juan Antonio de Iza Zamácola. Pero por desgracia, tampoco Saguar Quer nos proporciona una referencia más precisa.

Pero, tirando de este hilo, de Iza Zamácola, encuentro con sorpresa que hay dos del mismo nombre: un padre liberal y afrancesado, que fue comisario de policía con José Bonaparte y que tuvo que marchar al exilio en 1814; y su hijo, Juan Antonio de Iza Zamácola, del que se conservan poquísimas noticias: solamente unos versos (sonetos y letrillas de tipo clasicista) publicados en el Correo Literario y Mercantil de Madrid entre 1831 y 1833.

Es presumiblemente este segundo, poeta y dramaturgo, el autor de estos disputados versos. Pues, según refiere el hispanista David T. Gies, de la Universidad de Virginia: “Nuestro dramaturgo, nacido a finales del siglo XVIII, fue archivero y primer secretario de la Sacramental de San Nicolás en Madrid”. Y, aunque tampoco he podido encontrar testimonios explícitos que lo demuestren, pues me he tomado la molestia de leer sus publicaciones en el Correo Literario y Mercantil, lo más probable es que sea este Juan Antonio de Iza Zamácola el autor de los mencionados versos.

En dicho cementerio se encuentra situada, junto a la tumba de su paisano Alfredo Kraus, la escultura que el escultor Martín Chirino diseñó para su tumba. Dicha tumba consiste en una sencilla lápida, sobre la que aparece la siguiente inscripción: “Aquí descansa el gran herrero fabulador, forjador de símbolos”. A continuación, aparece escrito el nombre del artista y las fechas de su nacimiento y de su muerte: “Martín Chirino, 1.03.1925 – 11.03.2019”. Por último, y casi al pie de la misma lápida, una nueva inscripción reza: “Desde el origen al universo”.

Sobre la lápida se levanta un pequeño pedestal cilíndrico de piedra labrada, sobre el que está colocada finalmente la escultura que el artista diseñó para su sepulcro. Se trata de una gran cabeza ovalada de bronce que lleva como título Jano Quirino.

Por Miguel Cereceda

Miguel Cereceda es profesor de Estética y teoría de las artes en la Universidad Autónoma de Madrid, crítico de arte y comisario independiente de exposiciones. Ha publicado El lenguaje y el deseo, El origen de la mujer sujeto y Problemas del arte contemporáne@. Su último libro, sobre teoría de la crítica, "Parcial, apasionada, política", se publicó en la editorial Árdora, en Madrid, 2020. Ha sido profesor invitado en las universidades de Potsdam (República Federal Alemana) y UDLAP (México).