
Aunque el cementerio de Vegueta se mandó construir a principios del s. XIX, a raíz de una epidemia de fiebre amarilla, al principio no consistió más que en un terreno alejado del casco urbano y cercado con tres tapias. Construido inicialmente en un estilo neoclásico, con una fachada en forma de templo dórico, aunque soportada por arcos de medio punto, su estilo romántico procede en realidad de las sucesivas reformas que se fueron introduciendo a lo largo del siglo. Posiblemente el principal responsable de esta imagen romántica del cementerio sea el artista canario Manuel Ponce de León y Falcón. Él es el autor de esa segunda puerta de hierro, con la poética inscripción atribuida a Larra (1871), así como de diversas capillas y monumentos funerarios y de la cruz monumental que preside el cementerio. No son por lo general obras muy espectaculares ni de factura excesivamente afortunada. Es el caso por ejemplo del túmulo funerario dedicado en 1872 a Cristóbal del Castillo Manrique de Lara, del que Ponce de León hizo el boceto, y cuya ejecución corrió a cargo del escultor italiano Giuseppe Benetti (1825-1914), especializado en escultura funeraria. Fue a raíz de sus numerosos encargos de capillas y panteones que el cementerio comenzó a convertirse en una especie de museo de escultura al aire libre.

Una tragedia naval, acaecida el 13 de septiembre de 1888, fue la ocasión para la erección de uno de los más bellos monumentos decimonónicos del cementerio. En aquella fecha, el vapor italiano Sud América, procedente de Brasil y con destino Génova, fue acometido por el buque francés La France, mientras hacía maniobras de salida, para proseguir su viaje hacia el Río de la Plata. El hundimiento del Sud América, a tan solo 600 metros de la costa, dejó 79 víctimas mortales, a las que el Gobierno Italiano decidió consagrar un monumento conmemorativo en el Cementerio de Vegueta. En este caso la obra, bastante más romántica y afortunada, corrió a cargo de otro escultor italiano, Paolo Triscornia de Ferdinando (1856-1936). El artista representó a la patria con aspecto de matrona coronada, llorando sobre una roca laureada “ai suoi figli”. La elegancia y la belleza de la representación dicen mucho a favor del arte de este Paolo Triscornia, que es también el artífice del busto dedicado a Cristóbal Colón que se encuentra en la Alameda de Colón de Las Palmas (1892).

En Vegueta pueden encontrarse además algunas otras tumbas de hombres ilustres y algunas otras obras de importantes escultores. Allí se encuentran las tumbas de Alfredo Kraus y del escultor Martín Chirino, de cuyos monumentos nos ocuparemos un poco más adelante, y la tumba del poeta modernista Tomás Morales (1884-1921), coronada con una bella escultura doliente, de estilo art-nouveau, obra del soberbio escultor palentino, Victorio Macho. La escultura, titulada La pleurante (1925), aparece llorando con la cabeza cubierta. Como portadora de una lira, representa a la poesía misma que desciende hacia la tumba. De ella afirmaba el propio Victorio Macho: “cuando expuse el boceto en París se dijo que era modernísima y que yo quería revolucionar la escultura”.
