La directora presenta como escenario de su película la isla sueca de Fårö, en el mar Báltico, una especie de parque temático, dedicado a Ingmar Bergman y a su filmografía, y donde está enterrado el cineasta.
Tomando algo de su biografía personal y algo de las leyendas que circulan sobre las películas de Bergman y sus escenarios, Hanse-Løve se adentra en una narración en la que, poco a poco, se va enmarañando y hasta perdiendo.
Una pareja de cineastas Chris y Tony, guionista y director de cine respectivamente, se instalan en una casa de la isla, que se utilizó para algunas escenas de la filmografía de Bergman, y parece como si su fantasma merodease por toda la historia de manera lúgubre. Duermen en la cama de “Escenas de matrimonio” (que por lo que se comenta es gafe, ya que todos los que pasan por ella se terminan divorciando) y se desenvuelven en este período de trabajo y descanso con cierta amargura. A Chris, la guionista, no le llega la inspiración. Todo entre la pareja se vuelve un poco plomizo, durante su estancia en Fårö.
La película transcurre presagiando un desenlace desalentador y, de golpe, en la última media hora de metraje, se precipita otra historia subyacente, aunque tal vez más interesante. El guion que, de manera esbozada, tiene en mente Chris, es como otra película dentro de la película, pero bastante más vivaz. Para rizar el rizo un poco más, el despertar de un sueño de la guionista termina en la despedida del equipo de rodaje de una tercera película.
El resultado de tanta película dentro de otra película es el de una tremenda confusión. El espectador puede elucubrar sobre qué es lo que sucede y qué es lo que nos quiere contar su autora, pero no sale del cine con una idea clara de lo que ha presenciado. Demasiado larga para quedar inconclusa.
LA ISLA DE BERGMAN.
Francia 2021.
Guion y dirección: Mia Hanse-Løve.
Intérpretes: Vicky Krieps, Tim Roth, Mia Wasikowska, Anders Danielsen Lie.
Género: Metacine.
Estreno en España: 1 de julio de 2022.
Duración: 112’.