Cinco horas en la Feria

Lo primero que uno advierte nada más llegar es el triunfo y la pervivencia de algunos autores ya consagrados por la tradición. Los precios de los stands ya no permiten especular con apuestas raras, y por eso es muy fácil ver muchos valores reconocibles y ya consagrados. Es el caso, para empezar de la gran Helena Almeida, cuya obra nos recibe a un lado y a otro de la entrada principal del Pabellón nº 7 de IFEMA, en las galerías Helga de Alvear y Filomena Soares. Se trata, sin duda, de un valor seguro y reconocido que, en el caso de la galería portuguesa, podemos ver acompañada de la obra del gran Papartus y la genial Pilar Albarracín, mientras que en Helga de Alvear, se encuentra acompañada por una serie de retratos de militares de cara a la pared (obra de Santiago Sierra) que implícitamente aceptan haber participado en crímenes de guerra.

De entre estos artistas consagrados y recuperados para la feria, tal vez quepa destacar el maravilloso stand preparado por la galería José de la Mano, en la que se muestra una soberbia reinterpretación del Guernica de Picasso, por parte de Agustín Ibarrola (1977), de cuando el artista vasco reivindicaba que el Guernica se llevase a Guernica. Junto a él un buen número de piezas de artistas del Equipo 57, como José Duarte y, en el mismo espacio, una interesante recuperación de obras del Centro de Cálculo (una joyita de Elena Asíns y unos dibujos de Manolo Quejido para ordenador).

Por cierto que, de Manolo Quejido, también Miguel Marcos se ha traído una de aquellas Reginas de los años setenta que da gloria ver. Álvaro Alcázar, por su parte, se ha traído una sorprendente escultura en madera de Rafael Canogar y Rafael Ortiz un pequeño y bellísimo Gordillo, también de este mismo año 2021. Por cierto, que Gordillo y Canogar tienen exactamente la misma edad (87 añitos) y están los dos estupendos activos y casi radiactivos, de puro expansivos.

 

Obras interesantes de otros artistas consagrados son también el soberbio stand de El País, con obras de Juan Uslé, dedicadas a los colores del mar (parece mentira que alguien con estas cosas consiga todavía emocionarnos). Unos interesantes cuadritos conceptuales del gran Lawrence Weiner, en la galería Horrach Moyá, de Palma de Mallorca que afirman nada menos que nosotros mismos somos barcos en el mar. Y un interesantísimo Valcárcel Medina (reflexiones sobre el patronaje, cogidas con alfileres), puesto a la venta por Fernando Cordero, en la galería La Caja Negra.

Pero, si se trata de apuntar más bien a los descubrimientos de la feria y no a los artistas ya consagrados, señalaría en primer lugar la obra de Nuno Nunes Ferreira, que viene con la galería Balcony de Portugal y presenta una interesante serie dedicada a mostrar los trasfondos políticos de algunas canciones populares. Nuno expone también con Juan Silió, quien presenta además en la feria a un divertido artista que expuso recientemente en su galería de Madrid: Manuel Minch, con sus piezas llamadas “Códigos de artistas”, para crear complicidades entre los sufridos trabajadores del arte contemporáneo.

Excelente también el trabajo de Ana H. del Amo, hecho en colaboración con artesanos locales, que se puede ver en la galería Set de Valencia.

Pero si hay un artista que ha sido para mí el verdadero descubrimiento de esta feria, tendría que mencionar, ya para terminar, al artista belga Werner Cubelier, que en la galería Nadja Vileune de Bruselas presenta una obra maravillosa e inquietante sobre la pirámide Cestia de Roma, y una especie de dominó fotográfico, desde Roncesvalles hasta Almería. Préstenle atención a Cuvelier. Es uno de los grandes.

Por Miguel Cereceda

Miguel Cereceda es profesor de Estética y teoría de las artes en la Universidad Autónoma de Madrid, crítico de arte y comisario independiente de exposiciones. Ha publicado El lenguaje y el deseo, El origen de la mujer sujeto y Problemas del arte contemporáne@. Su último libro, sobre teoría de la crítica, "Parcial, apasionada, política", se publicó en la editorial Árdora, en Madrid, 2020. Ha sido profesor invitado en las universidades de Potsdam (República Federal Alemana) y UDLAP (México).