Lee Friedlander en la Fundación MAPFRE
Por: Rosalía Pérez Lorenzo.
Título: Lee Friedlander.
Comisariado: Carlos Gollonet.
Fundación MAPFRE — Sala Recoletos.
Paseo de Recoletos, 23, Madrid.
del 1 de octubre de 2020 al 10 de enero del 2021.
De la mano de Carlos Gollonet, la Fundación Mapfre abre al público una exposición que recorre las más de seis décadas de creación artística del fotógrafo estadounidense Lee Friedlander. Con la disposición de 350 fotografías, numerosas publicaciones y la proyección de una entrevista como material audiovisual, Gollonet pretende mostrarnos estructurada y minuciosamente la obra artística de uno de los “paisajistas sociales” más fructíferos de la segunda mitad del siglo XX y principios del nuevo siglo.
Enmarcado en el neo-documentalismo norteamericano y continuador del estilo realista de Walker Evans, Lee Friedlander, nacido en 1934 en el Estado de Washington, comenzará a fotografiar con tan solo 14 años, iniciando así una prolífera y exitosa carrera artística que se extiende hasta nuestros días. El artista se abre paso en el mundo de la fotografía con una obra visual que, desde su mirada ágil, crítica y cargada de ironía, hace uso de lo cotidiano y aparentemente trivial para reflejar el caos y la enormidad de sociedad americana. A través de la composición de metáforas gráficas complejas, la obra de Friedlander estará marcada por la yuxtaposición de objetos, el juego de luces y sombras y la aparente intromisión del artista en la obra fotográfica. El fotógrafo redefinirá el papel participativo del creador y asentará las bases para una fotografía que se aleja de los cánones modernos y se abre paso hacia un nuevo recorrido artístico marcado por el espejismo y la introspección.
Para poder abarcar toda su obra, Gollonet se decanta por el recorrido cronológico y divide las numerosas series fotográficas del artista en función de su década de creación. De esta manera, según se va adentrando en las distintas salas de la exposición, el observador se ve inmerso en una excursión visual que recorre las últimas décadas del siglo XX a través de la perspectiva aguda y personal de Lee Friedlander, que, con el objetivo de una Leica 35mm primero, y una Hasselblad de medio formato después, capta todo aquello que le rodea.
Entre desnudos, retratos de familia, series de trabajadores y paisajes urbanos y naturales, la exposición nos adentra en distintos panoramas visuales norteamericanos —y no solo norteamericanos, también japoneses y hasta españoles—, que nos transmiten sensaciones diversas: la cotidianidad y cercanía de los retratos de familia brindan una sensación de nostalgia y serenidad, mientras que el caos de las urbes, entre escaparates, tiendas, rascacielos y viandantes, transmite sensaciones de desconcierto y pérdida entre tanta enormidad —sensaciones que, sin embargo, serán debidamente acotadas por el fotógrafo—. A lo largo de todo el recorrido de la exposición, el observador puede apreciar como Lee Friedlander es capaz de mostrar a través de su cámara una mirada externa a la inmensidad del mundo, solidarizándose con el espectador hasta el punto de dar la sensación de transfundirse creador y observador, pero, a su vez, sin abandonar su huella artística y sus preferencias formales. Así, el artista nos recuerda cómo su obra es personal y subjetiva, y abre camino a una nueva forma de experimentar las posibilidades de introspección en la fotografía.
La exposición, que estará abierta al público en la Fundación Mapfre hasta el día 10 de enero, muestra al espectador la obra artística de este documentalista americano casi en su totalidad, y aunque la estructura del recorrido nos permite ordenarla visual y mentalmente, es especialmente relevante comprender cómo el arte de Friedlander no está sujeto al momento de su creación. Para abarcar al artista de forma íntegra, el observador tiene que poder distanciarse de esta división cronológica tan marcada en el recorrido de la exposición; la fotografía documental y subjetiva de Lee Friedlander se constituye de esta manera como un work in progress en el que puede apreciarse una clara recurrencia en el ámbito temático y formal a lo largo de toda su carrera artística.
Friedlander es un creador que revisa su trabajo constantemente, volviendo a retomar series y técnicas a lo largo de su vida con el fin de crear un relato compacto, homogéneo y, al fin y al cabo, muy suyo. Así, la introspección en la fotografía documental del estadounidense es aún más clara cuando se contempla la obra en su conjunto.