Celebración de la protesta

Amalia Pica
Centro Andaluz de Arte Contemporáneo
Sevilla, del 15 noviembre 2019 al 15 marzo 2020.

Al acercarnos al claustrón Este del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, nos asalta una luminosa explosión de color. La primera exposición de Amalia Pica [Neuquén, Argentina, 1978] en España resulta llamativa, no solo por su cromatismo y aspecto formal, sino también por su fuerte carga conceptual, pues la artista toma color y forma como pretextos para hablar de la protesta. De esta manera, logra acercarse al espectador, quien deja de ver el arte de protesta como algo conflictivo —pues suele asociarse a violencia— y se acerca con una actitud más predispuesta. De este modo, la celebración funciona como catalizador entre el espectador y la protesta. Pues la protesta da un giro sobre sí misma, y se transmuta en un cántico a la sociedad, un canto a las personas, dispuestas a escuchar y a festejar su esencia comunitaria, dispuestas a relacionarse con sus semejantes, pese a ni siquiera conocerlos.

Esto es algo explorado por la artista en anteriores trabajos. Así, en Strangers [2008], dos performers que nunca antes habían hablado, y nunca antes se había visto, sujetan los extremos de una cuerda con banderines de colores. Creando una alegoría de la comunicación entre desconocidos. Seguramente no puedan entablar conversación, debido a la distancia, pero siguen unidos por un elemento común.

Los diagramas de Venn son la esencia clave de este concepto, pues Amalia Pica adopta este lenguaje matemático, lo reinterpreta y lo “humaniza”, para utilizarlo como puente conector entre los individuos que componen una sociedad. El precedente histórico de utilización de dicho concepto se retrotrae hasta la dictadura militar de Argentina, entre 1976 y 1983, cuando el Proceso de Reorganización Nacional [PRN] prohibió por completo la reunión de dos o más individuos, considerándolo algo potencialmente peligroso y llegando incluso a eliminar de la educación cualquier referencia a la comunidad. Dicha prohibición queda expuesta en la figura de los diagramas. Matemáticamente hablando, la teoría de conjuntos describe las relaciones lógico-matemáticas de inclusión y exclusión, elemento subliminal para identificar y tratar las dinámicas de grupo.

Con la pieza titulada Venn Diagrams [2011] se nos da acceso a la exposición. Dos proyectores emiten sendos círculos de luz —uno azul, el otro magenta— sobre una pared. El problema reside justamente en la activación de estos círculos, pues los sensores de movimiento, dispuestos en los soportes, apuntan en direcciones distintas. Para activar ambas luces, han de encontrarse dos o más personas reunidas en torno a la obra. Cuando logramos activarlas, la proyección genera un conjunto blanco, debido a la superposición de colores y representa formalmente la unificación de elementos dispares. Es una manera directa e inmersiva de representar dicho concepto de comunidad

Con una premisa similar nos acercamos a la instalación AnBnC (line) [2013]. En este caso, el símbolo ∩ viene a referirse nuevamente a un concepto matemático, el símbolo de intersección, aludiendo a elementos compartidos entre dos o más grupos de objetos. La instalación se compone de diversos objetos de metacrilato: sus formas y tamaños no se repiten. Cada pieza difiere de su vecina, debido a las combinaciones variables. Logra la intersección, no solo mediante la disposición de las piezas, sino mediante una performance, en la cual, quienes la activan, van tomando diferentes elementos —cada cual a su gusto y criterio— y las unen, generando combinaciones únicas. La coreografía se refiere de manera directa a cómo la artista concibe esta protesta en modo de celebración: varios individuos unidos, actuando todos a la par. Una suerte de festejo de colores para quejarse, demandar y reivindicar.

Si bien esta obra está repleta de color, es (Un)Heard (room) [2019] su contraparte más activa. En ella, la sala aparece repleta de objetos usados en manifestaciones. Vemos cacerolas, vuvuzelas, machetes y zapatos, tambores, cascabeles, cucharas y panderetas. Toda una representación del espectro sonoro utilizado en este tipo de actos. Sin embargo, estos 200 objetos han sido revestidos con una capa de yeso, anulándolos por completo. La artista confería a las piezas de colores la representación de la protesta. Su activación resultaba necesaria por parte de los manifestantes. Pero estos objetos han sufrido el proceso inverso, al verse retirados de cualquier funcionalidad. La anulación los ha convertido en objetos de museo, carentes de su propósito funcional y transformados en una suerte de vestigio de su vida pasada.

Al llegar, el espectador desconoce por completo esta anulación, y se extraña aún más al ver Stabile (with confeti) [2012]. Precediendo a la mencionada habitación, aparecen tan solo pequeños trozos de confeti, desperdigados por el suelo, como vestigio de una celebración. Una consideración más pormenorizada hace que nos demos cuenta de algo inusual: el papel se encuentra pegado al suelo mediante cinta adhesiva. Hemos llegado tarde a la fiesta, no hay nada que celebrar, las personas se han ido y los objetos no sirven. La cinta adhesiva es un vacuo intento de mantener dicho estado de celebración, un estado de unión con todos los participantes.

La artista argentina utiliza toda esta conjunción de color y matemáticas de una manera extraordinariamente humana. No hablamos tan solo de obras amables al ojo, sino también de su cercanía, cuya identificación por parte del espectador resulta directa y eficaz. En un principio atraen visualmente, siendo sus relecturas políticas el elemento que nos atrapa de manera mucho más profunda. El pasado argentino y la protesta parecen quedar relegados a un segundo plano por la celebración de la misma y los poderosos aspectos formales ligados a la geometría y el color, no obstante, estos suponen una crítica velada. Desde el inicio de la muestra, los diagramas de Venn presentan el verdadero trabajo de la artista: una investigación conceptual de fuerte carga política y una poderosa intrahistoria del pueblo argentino.

Amalia Pica consigue hacer que nos preocupemos sin darnos cuenta. Consigue hacernos participar de una idea, una celebración, una emoción. Consigue crear un hilo conductor, donde la forma de hacer comunidad es ser parte de un todo.

Fernando Sánchez Morote

Fernando.sanchez.morote@gmail.com

@fernandosam92