Drawing Room
Palacio de Santa Bárbara
Madrid, del 27 de febrero al 3 de marzo de 2019
En medio de la vorágine de ARCO y de las otras siete ferias de arte contemporáneo que coinciden con ella en el tiempo, todos los años me gusta tomarme un respiro para disfrutar de los encantos de esta ya casi clásica cita con el dibujo y la obra sobre papel que, ya por cuarto año consecutivo, se celebra con el nombre de Drawing Room. Se trata de una pequeña feria, comisariada por Mónica Álvarez Careaga, que se aloja este año en el Palacio de Santa Bárbara, y que cuenta con la participación de diecinueve galerías internacionales.
A pesar de sus pequeñas dimensiones, el visitante podrá encontrar aquí verdaderas joyas. Dos galerías atrajeron especialmente mi interés, por la calidad de sus propuestas: La casa amarilla, de Zaragoza, con trabajos de cuatro artistas realmente muy interesantes (de los que especialmente me sedujo la obra de Sara Quintero, sobre el Grand Tour y las elegantes composiciones abstractas de Begoña Morea), y la portuguesa Fonseca Macedo, con bellísimas pinturas sobre papel de José Loureiro. Pero hay muchas otras piezas que uno puede disfrutar: los Decoupés, de Clara Sánchez Sala, en ATM de Gijón; la composición del genial Daniel Verbis, en Siboney de Santander, o la propuesta de Almudena Lobera para Ogami Press, de Madrid.
En esta feria del dibujo es posible sin embargo encontrarse también con algunas intervenciones escultóricas que sorprenden gratamente al espectador. Es el caso de la instalación de Pablo Capitán del Río para la galería Art Nueve de Granada, que irrumpe en el espacio como una especie de trompetas del Juicio Final.