Director: Felix van Groeninger.
Guion: Luke Davies, sobre las obras Tweak y My beautiful boy de David Sheff.
Protagonizada por: Steve Carrell, Timothée Chalament y Maura Tierney.
Amazon Studios.
Estados Unidos 2018.
La película parte de los testimonios de un padre, David Sheff, que va descubriendo que su hijo mayor está coqueteando con las drogas y el alcohol, desde la adolescencia hasta los veintitantos.
La historia nos lleva por la aciaga trayectoria de un padre separado que trata de dialogar, comprender e investigar las adicciones de su hijo. Ello le llevará de clínica en clínica, a probar todas las terapias a su alcance, con éxitos parciales.
No hay excesos técnicos en el film, y tampoco son necesarios. Sin embargo, la narrativa de la historia es absolutamente directa y trasmite exactamente lo que quiere trasmitir: desolación e impotencia.
No es un peliculón lacrimógeno, con giros dramáticos inesperados. Al contrario, el espectador espera horrorizado que el drama se desencadene poco a poco, sin golpes de efecto.
El adolescente se convierte en adulto y la cosa empeora. La metanfetamina es la droga con la que Nic es capaz de conseguirlo todo, de ser el que quiere ser. Pero este “ser” le convierte en un extraño egoísta, mentiroso y ladrón. Un ser hipócrita que puede robar en casa, cuando necesita su dosis.
En ningún momento hay un atisbo de esperanza y no parece que ninguna de las soluciones vaya a prosperar. Realmente no se trata de un documental, ni de un melodrama. Es más bien la narración de un padre que humanamente incluso tira la toalla, porque su hijo se hace insoportable para seguir viviendo, para poder seguir con su vida y su familia.
Pero si hay una mínima moraleja es que los padres nunca deben abandonar a los hijos toxicómanos, cueste lo que cueste y pese a quien pese, por mucho rechazo y desesperación que el hijo te produzca.
Nic, el hijo politoxicómano y David el padre dialogante están interpretados por Timothée Chalament y Steve Carrell. Para el papel del hijo se pensó en un actor entonces poco conocido. Ahora es una “celebrity”. El resultado es francamente perfecto. Pero, si cabe señalar una interpretación auténticamente brillante esa es la de Steve Carrel, sin alaracas, ni desgarradas sobreactuaciones.
En la actualidad, los protagonistas reales de esta historia han escrito un libro conjunto, titulado High, en el que se ahonda en la causa y la naturaleza sociocultural de las adicciones en los Estados Unidos.
En resumen, un film muy interesante.