The house that Jack built (La casa de Jack)

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Una película de Lars von Trier

Protagonizada por Matt Dillon, Bruno Ganz, Uma Thurman y Siobhan Fallon Hogan.

Banda sonora: David Bowie, Fame (entre otras).

Dinamarca, 2018.

Cuando uno sale de ver una película como La casa de Jack, piensa que es una obra excesiva. Tanto la película como la “construcción y deconstrucción” de este entramado que es este film resultan exagerados. El protagonista, Jack, se presenta como un artista que intenta crear la obra de arte total. Es un ingeniero que quiere ser arquitecto, y que va arriesgándose cada vez más en su creación. Es un asesino en serie que, por algún motivo, se ve marcado especialmente por cinco mujeres a las que asesinó. Pero es también, según Von Trier, el “héroe americano”, el vecino que vive en el apartamento de al lado, ubicado en un Washington rural de los años 70, el tipo que lo quiere todo y lo quiere ya y que además lo consigue.

Narrada en parte como un diálogo entre el protagonista con un supuesto Mefistófeles, que aquí se  llamará Verge (interpretado por Bruno Ganz), Jack va confesando cómo es su concepción de la vida y su relación con el arte, o mejor dicho con el Arte con mayúsculas.

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Se trata de una producción llena de guiños a Hitchcock, bastante divertidos y un final muy al estilo de Bergman. Es una película con muchas pretensiones. Hay de todo. Hay reiteradas referencias al arte, con constantes alusiones a la disputa entre la arquitectura y la ingeniería. Hay alusiones a la Filosofía y a la Literatura, según el modelo de los diálogos del Fausto de Goethe. Alusiones a la Música y a la célebre interpretación de Glenn Gould en bata y mitones de las variaciones Goldberg; y hasta se hace referencia al Cine, a las películas del propio Lars Von Trier, como casi único referente de la obra de arte total.

Nadie saldrá del cine indiferente ni con una idea nítida de lo que acaba de presenciar. Hay que digerir esta casa de Jack.

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¿Por qué tan solo cinco historias se quieren diferenciar bien del resto de sus crímenes? Tal vez haya cierta misoginia por parte del director. Misoginia que él desmiente en múltiples entrevistas. Recordemos que la protagonista de Bailando en la obscuridad, Björk le denunció en Me too, por acoso o, al menos, por maltrato psicológico y presión.

Los cinco casos modélicos de crimen, de los que quiere dar cuenta el protagonista, son mujeres, y son representadas como ingenuas o directamente como tontas y pesadas. Dejémoslo ahí. Matt Dillon hace una interpretación simplemente magnífica.

Este asesino que se comporta como un artista, que necesita siempre un poco más de riesgo y algo más de osadía, puede llegar a resultar cómico. Pero es más bien patético, en el fondo. Demasiado pretencioso para ser simplemente un pobre psicópata, pasadito de rosca.

No hay una lectura de esta película, creo que se le pueden dar muchas vueltas. Esta no es por tanto una reseña definitiva de La casa de Jack.

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Por Rosa Criado Talavera

Rosa María Criado Talavera es licenciada en Filosofía por la Universidad de Salamanca, especializada en Lógica y Filosofía de la Ciencia en la Universidad Autónoma de Madrid. Ha realizado estudios en el Istituto Lorenzo de' Medici en Florencia, en la Evans School de Los Ángeles, CA. y en los Goethe Institut de Madrid y Berlín. Ha trabajado como responsable de Sensibilización de la ONG, Acsur- Las Segovias, y realizado multiples exposiciones como comisaria en Casa de América, sobre los crímenes de los paramilitares en El Salvador, o en El Círculo de Bellas Artes sobre Haití, en programas de concienciación social. Ha trabajado como responsable de Desarrollo en la Sección Nacional de Amnistía Internacional. Ha dirigido la Fundación para la Investigación de las Cooperativas de Trabajo Asociado. Ha coordinado exposiciones de Arte como Suite Venezia De Vicente Peris en Valencia y el Círculo de Bellas Artes en Madrid. Ha traducido algunos textos del inglés, como El análisis de la Belleza de W. Hogarth, Visor.