La construcción del mito de Jesús de Nazaret

Fernando Bermejo Rubio
La invención de Jesús de Nazaret. Historia, ficción, historiografía.
Siglo XXI, Madrid, 2018.

Fernando Bermejo Rubio acaba de publicar un trabajo muy ambicioso sobre la construcción y el ascenso del mito de Jesús de Nazaret, tratando de servirse de un método de estudio historiográfico puramente científico. “Método científico” aquí quiere decir que se atiene a un estudio comparado de las distintas fuentes bibliográficas de que disponemos sobre la vida de Jesús (tanto las canónicas como las apócrifas, así como las completamente ajenas a la tradición cristiana) y quiere decir, en segundo lugar, que descarta, de partida, todos los acontecimientos maravillosos y sobrenaturales de su vida, como meras fantasías mitológicas y literarias.

Para esta reconstrucción científica de la historia de Jesús de Nazaret, Bermejo Rubio, empieza su relato por el final. Pues toma como hecho inequívoco y suficientemente contrastado el acontecimiento de la crucifixión de Jesús, en Jerusalén, bajo el mandato de Poncio Pilato. Dicho acontecimiento le sirve para demostrar algunas cosas relativas a la vida de Jesús de Nazaret que, aunque siguen siendo cuestionadas, gozan cada vez de mayor evidencia científica. Según este relato, Jesús de Nazaret fue un líder judío, seguidor de las doctrinas de Juan el Bautista que, al frente de un grupo armado, soñaba con una insurrección popular que acabase con el dominio romano y restaurase la grandeza del antiguo reino de Israel. Fue por este motivo crucificado por las autoridades romanas, junto a algunos otros compañeros de revuelta, bajo un letrero en el que se le proclamaba “rey de los judíos”.

Bermejo Rubio da mucha importancia en su investigación al hecho documentado de que la crucifixión fuese colectiva, y que no fue únicamente un castigo individual. Insiste en que es fácil demostrar —con los Evangelios en la mano—que el grupo de Jesús era un grupo insurreccional armado, así como en que el mensaje redentor de Jesús de Nazaret iba dirigido única y exclusivamente al pueblo de Israel. Es muy interesante el modo en que, en su libro, se muestra la construcción y la invención de un Jesús no judío que, en la iconografía popular contemporánea (rubio y de ojos azules) y en la filología clásica del nacionalsocialismo alemán llega incluso a convertirse en un Jesús completamente ario.

Lo mejor del libro es el modo en que se presenta una descripción de las fuentes históricas que documentan la vida de Jesús, la explicación del contexto histórico del mismo y, seguramente lo más interesante, la reconstrucción de la historia de la investigación científica de la vida de Jesús. Lo peor del mismo sin embargo es el tono pedante que lo caracteriza, con constantes alusiones a falacias argumentativas y a disputas metodológicas (emic/etic), y el que no se ocupe en realidad de la cuestión de dónde y cómo se construyó el mito de Jesús de Nazaret. El hecho sorprendente de que no haya en todo el libro un tratamiento específico de la figura de Pablo de Tarso (verdadero “inventor” del cristianismo) así lo atestigua.

En este sentido, Bermejo Rubio desecha los evangelios de la infancia, en los que se trata de adaptar la biografía de Jesús al mito mesiánico (haciéndole nacer en Belén de Judá y no en el Nazaret de Galilea, de donde era originario), como desecha igualmente todos los relatos relativos a la resurrección, fundamentales para la construcción del mito. Igualmente, tampoco se ocupa ni de cómo el mito del mesías davídico se transformó en el nuevo modelo del “Siervo sufriente” (un mesías, por así decir, fracasado) ni tampoco del proceso prodigioso en que un mensaje de liberación específicamente judío se transformó, bajo la batuta de Pablo de Tarso, en un mensaje que ya no distingue entre griegos y bárbaros, judíos y gentiles, libres y esclavos ni tampoco entre hombres y mujeres.

Resulta también muy sorprendente el empeño del autor en insistir en que, en el proceso y condena a muerte de Jesús de Nazaret, le parece altamente improbable que hubiese participación de los sacerdotes del templo, puesto que Jesús fue crucificado por soldados romanos por sedición contra el Imperio. Ello es tanto más chocante cuanto que, en todas las fuentes de que disponemos, tanto cristianas como judías, se reiteran los numerosos enfrentamientos y disputas entre los saduceos, vinculados al servicio del templo, y los fariseos, grupo al que presumiblemente pertenecía el propio Jesús de Nazaret.

Para mi gusto, La invención de Jesús de Nazaret: historia, ficción, historiografía, a pesar de su provocativo título, de su tono desafiante y de sus reiteradas cautelas metodológicas, resulta en realidad un libro poco novedoso en sus aportaciones, reiterativo, a lo largo de sus ochocientas páginas e innecesariamente pedante. Si lo comparamos, por ejemplo, con el maravilloso libro, publicado hace cuatro años por Reza Aslan, titulado El Zelote: la vida y la época de Jesús de Nazaret (Indicios, Barcelona, 2014), sin duda sale perdiendo, a pesar de que ambos coinciden en parecidas conclusiones. El libro de Aslan es un texto bellísimo, escrito con soltura y magníficamente documentado, que defiende abiertamente la tesis de que Jesús de Nazaret era un zelota, seguidor de esa “cuarta filosofía”, violenta y revolucionaria de la que nos habla Flavio Josefo.

 

 

Por Miguel Cereceda

Miguel Cereceda es profesor de Estética y teoría de las artes en la Universidad Autónoma de Madrid, crítico de arte y comisario independiente de exposiciones. Ha publicado El lenguaje y el deseo, El origen de la mujer sujeto y Problemas del arte contemporáne@. Su último libro, sobre teoría de la crítica, "Parcial, apasionada, política", se publicó en la editorial Árdora, en Madrid, 2020. Ha sido profesor invitado en las universidades de Potsdam (República Federal Alemana) y UDLAP (México).