Vicente Gómez García, o la abstracción geométrica

 

 

Paco Yáñez

 

 

Paul Cézanne permaneció durante años observando la montaña de Sainte-Victoire hasta sus últimos detalles, creciendo su propia pintura a medida que en los cerca de ochenta cuadros que tuvieron como protagonista al macizo de Aix-en-Provence éste fue trascendiendo el Impresionismo para adentrarse en una abstracción geométrica de las formas naturales que dejaba las puertas abiertas a la crucial renovación artística que, en el primer tercio del siglo XX, supusieron las vanguardias.

Esa atenta mirada del pintor francés y su proceso de evolución desde lo figurativo a lo geométrico es un referente histórico que me ha venido de inmediato a la mente al adentrarme en las páginas del excelente libro del que hoy les damos cuenta, Valencia y la abstracción, construcciones con geometría y color, volumen de la editorial valenciana EdictOràlia en el que, como reza su título, se lleva a cabo un amplio y detalladísimo repaso a la Trayectoria vital y creativa del artista Vicente Gómez García, pintor nacido en Valencia, el 11 de noviembre de 1926, y fallecido en la misma ciudad hace diez años, el 26 de marzo de 2012.

En el caso de Vicente Gómez García, esa Sainte-Victoire personal fue la propia Valencia, que una y otra vez tomó forma en sus lienzos, estilizándose y sirviendo de modelo para que el diálogo entre la técnica y el estilo fuese definiendo el desarrollo de su pintura hacia una abstracción geométrica cuya evolución muestra con prístina claridad la serie de tres cuadros que los coordinadores de este volumen, Josep-Marí Gómez Lozano y Joan Gómez Alemany, han emplazado en la portada del libro. Y es que Valencia y la abstracción, construcciones con geometría y color nos da las claves de ese desarrollo con una minuciosidad encomiable, así como con una profusión en la documentación gráfica que para sí quisieran algunas de las editoriales más afamadas en el campo de la divulgación artística.

El volumen que hoy reseñamos, recientemente presentado en Valencia, se divide en un prólogo, cuatro enjundiosos capítulos y un epílogo, con textos escritos por artistas y estudiosos de la obra de Vicente Gómez, cuya producción ponen en contexto no sólo con respecto a sus artistas más cercanos, los que, con el propio Gómez García, formaron el grupo de Los Siete (1948-54), sino con esa España marcada por la —en palabras de Gómez Lozano— «miseria cultural» de la posguerra; una posguerra en la que la familia de Vicente Gómez consiguió eludir la exterminadora represión franquista, a pesar de que el padre del pintor fuese simpatizante del Partido Radical Socialista, y su familia, claramente republicana, algo que marcó sus dificultades económicas tras la contienda civil, lo cual no impidió que Vicente Gómez pudiese cursar estudios de Bellas Artes, así como de Restauración y, de forma puntual, Cerámica: estudios que, sin duda, están en la raíz de sus formas pictóricas más maduras y personales, en las que observamos un perfeccionismo abrumador y una voluntad escultórica que trasciende lo bidimensional, con una mención muy especial para su serie de Pictoesculturas de comienzos del siglo XXI.

Pero antes de llegar a esas obras tardías, que suponen una suerte de síntesis de todo un camino de vida, Valencia y la abstracción, construcciones con geometría y color nos presenta diversos escritos que ponen en contexto la vida y la obra de Vicente Gómez: un trabajo de tal envergadura, que lleva a Manuel Muñoz Ibáñez, presidente de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, a afirmar, en su prólogo, que «No es una cuestión frecuente en nuestros días un trabajo de revisión analítico-crítica como la realizada en esta circunstancia, en torno a la figura y a la labor creativa de un pintor contemporáneo. Y, menos todavía, que sea llevada a cabo por tan extenso conjunto de historiadores e investigadores relevantes», entre los que se incluyen un buen número de doctores en Bellas Artes. Todos ellos se adentran en quien Muñoz Ibáñez califica como «un autor interesante y hasta el momento, injustamente poco conocido»; un autor que el propio presidente de la Academia de San Carlos pone en contexto artístico, pero que será el primer capítulo el que nos lo sitúe en esa España que, desde que Vicente Gómez toma los pinceles, avanza desde una nefanda autarquía hasta esta imperfecta democracia que en la actualidad nos hemos (o han) dado (tan bien atada).

Dicha ubicación en un espacio político, social, cultural y artístico es llevada a cabo en Contexto y trayectoria, primer capítulo del libro, en el que nos encontramos como primer texto un excelente trabajo de Pascual Patuel en el que analiza la trayectoria artística del pintor valenciano, repasando la situación del arte español en el franquismo y sus modelos fascistas, y cómo desde este asfixiante ambiente el grupo de Los Siete fue encontrando un lenguaje y unos códigos propios con los que afianzar su creatividad al margen de los cánones carpetovetónicos. El texto de Patuel es de una exhaustividad encomiable, y lleva a cabo un repaso integral a la trayectoria de Vicente Gómez: un ensayo que, por sí mismo, casi compendia al conjunto de este libro, si bien otros de los escritos aquí reunidos, también muy completos, no dejan de aportar nuevas perspectivas y matices que nos ayudarán a comprender la globalidad del pintor y su complejidad artística. Cabe destacar el detalle con que Patel profundiza en las primeras obras de Gómez García, en un estilo más tradicional, así como la profusa cantidad de imágenes de cuadros y fotografías de archivo que ilustran su texto: un despliegue poco común y que nos habla del enorme trabajo de compilación y edición realizado por los coordinadores de este volumen.

El segundo texto del primer capítulo viene de la mano de Román de la Calle, y en él se adentra en ese «dilema histórico» que para un pintor de mediados del siglo XX resultaba el escoger entre los caminos de la figuración y/o la abstracción: disyuntiva en los lienzos de Vicente Gómez completamente superada e integrada, pues muchos de sus cuadros son, precisamente, una suma de ambas posibilidades, reuniéndose lo que De la Calle dice abstracción cromática y recursos figurativos. Esas miradas cezannianas de Gómez García a la ciudad de Valencia nos dan, según Román de la Calle, algunas de las claves para, a través de la evolución de dichos lienzos, comprobar cómo un lenguaje deviene otro (y viceversa), antes de ese salto a la tercera dimensión que suponen las Pictoesculturas.

El tercer ensayo lo firma el doctor en Bellas Artes y académico de San Carlos Francisco Agramunt Lacruz, con un título que deja bien a las claras las intenciones de su texto: Definitiva recuperación de Vicente Gómez García. El gran olvidado de la vanguardia valenciana. El propio Agramunt comparte con nosotros sus recuerdos personales de Vicente Gómez, a quien en 1999 dedicó una entrada en el Diccionario de Artistas Valencianos del Siglo XX publicado por la editorial Albatros, un texto en el que destaca su técnica rigurosa, una sensibilidad extraordinaria y la propia voluntad de Vicente Gómez de alejarse de los corrillos del mundo del arte para dedicarse al estudio y a esa incansable contemplación que hizo de los paisajes vistos por su retina la materia prima de sus panoramas pictóricos en proceso de abstracción. Como crítico e historiador del arte, Agramunt compartió no pocos momentos con Gómez García, que aquí nos relata, así como algunas de las aficiones del pintor, incluida la música clásica. Folletos de salas de exposiciones, así como fotografías del pintor y de sus compañeros de Bellas Artes, completan un texto escrito en primera persona histórica, con la pertinencia de quien acompañó a Vicente Gómez en tiempo real en muchos de sus logros artísticos.

El también doctor en Bellas Artes Felip González Martínez se centra en el grupo de Los Siete y en la situación del arte valenciano en la posguerra, una temática que aparece en diversos textos de este volumen, pero que aquí se desarrolla de forma especialmente sistemática, incluyendo desde un repaso a la formación curricular recibida por estos pintores a entrevistas con Vicente Gómez sobre su relación con el grupo de Los Siete, artistas con los que conformaba un revolución tranquila, alejada de manifiestos y proclamas, y en la que la introspección y el análisis eran sus principales herramientas; lo que no excluía las tertulias, tan de la época, y su frontal oposición al academicismo nacionalcatolicista del momento.

Cierra el primer capítulo un hermoso texto de Josep-Marí Gómez Lozano, doctor en Bellas Artes e hijo de Vicente Gómez, que rememora sus primeros pasos como pintor, en el estudio de su padre, de quien aprendió sus iniciales rudimentos técnicos y un amor al arte que, dice, les transmitió a sus cuatro hijos. Entre los trabajos de Vicente Gómez con los que Josep-Marí Gómez colaboró se encuentra una de las series más ambiciosas de su padre: la de las vistas de la ciudad de Valencia en un giro de 360° desde la torre campanario del Micalet, a partir de unas fotografías tomadas en el año 1976. Relata igualmente el hijo del pintor cómo desde 1984 a 2003 cesó la colaboración entre ellos, siendo retomada en dicho año para acometer la magna La Valencia del tercer milenio (2003-04). Pasadas las décadas, y ya con el pintor fallecido, su hijo completa, en 2022, Valencia. Alegoría del Buen Gobierno, siguiendo los modelos de los grandes muralistas italianos y sobre los trabajos de Vicente Gómez en sus vistas panorámicas de la ciudad del Turia.

Visión panorámica de Valencia norte (1977-78), de Vicente Gómez García

 

El segundo capítulo, Múltiples visiones y lecturas pluridisciplinares, comienza con un texto de los doctores Rafael Sánchez Grandía y Pablo Sánchez Gómez en el que unen sus respectivas formaciones en Física y Filosofía para adentrarse en las relaciones que entre espacio y tiempo se dan en lo que denominan «figuración dinámica» de Vicente Gómez. Es, éste, un ensayo más técnico que los anteriores, en el que se analizan los procedimientos geométricos de Gómez García, poniéndolos en relación con la antigüedad clásica y autores como Newton o Leibniz. Las disrupciones espaciales que observamos en la obra del pintor valenciano son analizadas como parte de una armonía de la forma y del color, como acceso a un nuevo modo de representar ese espacio; un espacio que, alcanzadas las pinturas más abstractas de Vicente Gómez, deviene verdadero tiempo, por sus secuencias y superposiciones, que parecen expresar no sólo cada fase del desarrollo espacial, sino ese mismo tiempo como realidad tangible. De este modo, las piezas tridimensionales del siglo XXI irían, incluso, un paso más allá, convirtiéndose en una encrucijada espacio-temporal poco común en el ámbito de las artes plásticas.

Mientras, Javier Moral se adentra en una obra aún no terminada, la película Temps i espai, obra del compositor y artista visual valenciano Joan Gómez Alemany, nieto de Vicente Gómez e hijo de Josep-Marí Gómez, con quien se adentra, por medio de la pintura, en la obra de su abuelo, poniendo el encuentro entre el cine y la pintura en contrapunto con la música. Película en progreso pero que, por lo leído a Javier Moral, estamos deseando conocer, Temps i espai es analizada en este ensayo desde precedentes históricos en la relación cinematógrafo-pintura como El sol del membrillo (1992), de Víctor Erice, o Wavelenght (1967), de Michael Snow, con la que Javier Moral ve cercanías por su estructuralismo y unión de forma y fondo. Aunque carezcamos en este libro de la música de la película, las imágenes que de Temps i espai podemos ver demuestran la habitual musicalidad en la composición de Joan Gómez Alemany, que tanto debe sin duda, a la influencia de su abuelo. Si a ello le sumamos la también musical concepción del montaje que a Gómez Alemany le conocemos en otras de sus piezas cinematográficas, sin duda Temps i espai constituirá un plato exquisito en su momento, cuando podamos observar, a través de la película finalizada, el proceso de creación de un cuadro en el estudio de Vicente Gómez en la calle Cuba; pero, asimismo, el propio proceso de repensar el cinematógrafo como forma plástico-musical.

El tercer texto del segundo capítulo viene de la mano de la artista, profesora e investigadora Rocío Garriga, que nos comunica un conjunto de bellas y personales reflexiones sobre nuestra relación con el paisaje a través de la pintura de Vicente Gómez: paisajes con los que aprender a mirar el mundo, afirma Garriga.

Dada la presencia tan destacada que la arquitectura tiene en los cuadros de Vicente Gómez, no podía faltar la mirada de un arquitecto; en este caso, de Ioana Sintimbrean. En su texto, Sintimbrean repasa las claves arquitectónicas no sólo de la pintura de Vicente Gómez a nivel técnico, con su voluntad tridimensional, sino el tipo de arquitecturas que éste representó, como evolución de los espacios rurales a los urbanos. Arquitectura, por tanto, como herramienta y punto de partida; arquitectura, incluso, cuando ésta no aparezca explícitamente reflejada, pues, como los futuristas italianos o los suprematistas rusos, en la pintura de Gómez García la voluntad de crear planos y verticalidades es algo constante.

Albert Ferrer Orts continúa esa línea de análisis arquitectónico, ampliándolo a la urbanística, para poner a Vicente Gómez en perspectiva con respecto a pintores del pasado y del presente que han tenido a la ciudad de Valencia en sus lienzos como objeto pictórico, como Anthonie van den Wijngaerde, Antonio Mancelli, Alfred Guesdon o Tomás Vicente Tosca. Interesante trabajo de investigación, el de Albert Ferrer, que pone nuevamente en contexto la mirada paisajística y urbana de Vicente Gómez; además de muy necesaria ejemplificación con algunos de esos cuadros en los que la ciudad levantina ha quedado retratada en diversos momentos de su historia: verdaderas fotografías fijas de ese tiempo que nos hace y nos deshace.

Joan Gómez Alemany vuelve a hacer aparición en este libro con un texto, precisamente, sobre la fotografía y la influencia de ésta en la obra de Gómez García: un ensayo crucial, dada la forma en que el pintor valenciano trabajó desde el medio fotográfico en sus grandes cuadros con las vistas de Valencia como protagonistas, a pesar de lo cual el propio Gómez Alemany sostiene que su abuelo posiblemente apenas tomó fotografías. En su ensayo, Joan Gómez habla de la fotografía como herramienta de trabajo para el pintor, así como de un recurso para la composición y la organización del cuadro, y de un «material generador de ideas, temas y reflexiones». De este modo, cambiantes puntos de vista, ensayos con la profundidad de campo y composiciones que van más allá de cuanto abarca el ojo humano, apoyada la pintura en el montaje fotográfico, son algunos de los aspectos técnicos que Joan Gómez analiza en su texto, con profusión de imágenes de época y su paralelo en los cuadros de Gómez García, apuntando las relaciones entre ambos lenguajes expresivos, así como dándonos interesantes ejemplos de pintores igualmente apoyados en la fotografía en sus respectivas creaciones plásticas, como Andy Warhol, Francis Bacon o el Equipo Crónica. También desplegando una erudita mirada al arte histórico internacional, inserta Gómez Alemany la pintura abstracta de su abuelo en tendencias como el estilo Vorticista: evolución de un Impresionismo que Joan Gómez no deja de relacionar con la fotografía, aunque nos comunica que la relación de la pintura de Vicente Gómez con la misma no es unívoca ni lineal, pero que se ha dado y ha fertilizado su pintura prácticamente a lo largo de toda su carrera.

Cierra el segundo capítulo la doctora en Psicología Carmen Gómez, que en Pinceladas, color y psique se adentra en la génesis, crisis y cambios que sufrió el desarrollo artístico de Vicente Gómez hasta su última madurez. La escala de la motivación humana de Maslow y la Teoría del Desarrollo Psicosocial de Erikson sirven a Carmen Gómez para recorrer las distintas etapas de la vida del pintor, analizando sus expresiones artísticas desde dichos marcos teóricos y vivencias biográficas, habiendo alcanzado, como señalan las conclusiones de este ensayo, las últimas etapas en los cuadros teóricos de Maslow y Erikson, así como desplegando una creación que trasciende al propio artista, por cuanto su obra comunica al espectador, alcanzado una dimensión social de su obra.

Abstracción geométrica Serie III (2ª fase), de Vicente Gómez García

 

El tercer capítulo del libro, Biografía, etapas y documentos, podría haber figurado en primer lugar, por cuanto nos remite a la trayectoria biográfica de Vicente Gómez, si bien es cierto que muchos de los ensayos precedentes nos ayudan sobremanera a contextualizar al hombre y su creación artística, por lo cual al llegar a este capítulo nos resultará más fácil ubicar históricamente la singladura vital del pintor valenciano. El primer texto de este capítulo corresponde a Josep-Marí Gómez, que con una estupenda selección de fotografías y documentos históricos nos presenta la biografía de Vicente Gómez de forma tan sintética (14 páginas) como perfectamente clara.

El segundo ensayo de este tercer capítulo proviene, de nuevo, de Joan Gómez Alemany, que analiza los rasgos generales de la obra de Vicente Gómez y las etapas en que se articula su catálogo pictórico; unos rasgos que concreta en la geometría; en el interés por su ciudad, Valencia; en lo matérico y el color; y en la ciencia y la técnica, incluyendo aquí elementos como la fotografía, antes ya desgranados y que dieron la posibilidad a Gómez García de pintar lienzos que, sin estos apoyos tecnológicos, «habrían sido «imposibles de pintar»». Un aspecto muy importante de este ensayo es el referido a la catalogación, a la datación y a los títulos de los cuadros de Vicente Gómez, pues nos confirma Joan Gómez que la mayoría de ellos fueron puestos a posteriori por Josep-Marí Gómez y Joan Gómez (hijo y nieto del pintor), ya que Vicente Gómez apenas ponía títulos a sus cuadros; un trabajo de nomenclatura que se convirtió en todo un proceso de investigación, a través de los folletos de las exposiciones de Gómez García. Una de esas exposiciones individuales, la última que Vicente Gómez tuvo en vida (Museu d’Història de València, 2008), sirve para clarificar algo más las etapas pictóricas en el catálogo de Vicente Gómez, aquí establecidas en: 1. Periodo de formación y costumbrismo tradicional (1948-1970); 2. Incorporación, renovación y superación de los lenguajes «impresionistas y postimpresionistas», e inicios del realismo e «hiperrealismo» (1970-1980); 3. Estudios geométricos y continuación del realismo (1980-1995); y 4. Abstracción geométrica y últimas visiones de Valencia (1994-2012).

Completan este tercer capítulo textos más breves provenientes de trípticos de salas de exposiciones, así como textos del propio Vicente Gómez García; el último de ellos, leído 7 de octubre de 2008 en la inauguración de la exposición antes referida en el Museu d’Història de València: textos que nos muestran a un hombre sabio, perfectamente consciente de su propia obra y de los lazos que la unían con las diversas corrientes históricas del arte y las posibilidades de lo tecnológico, en una línea de pensamiento muy cercana a los ensayos que en este libro arrojan tanta luz sobre su obra.

Serviría, por tanto, el último texto de Joan Gómez de perfecta entrada para el cuarto y último capítulo del libro, en el que se recoge el catálogo e inventario de la obra de Vicente Gómez García, desde su primera obra conservada, Desnudo femenino de espaldas (1948), hasta las últimas series de Abstracciones geométricas y Pictoesculturas, fechadas ya en el siglo XXI. Hay que destacar la altísima calidad de las reproducciones fotográficas en este cuarto capítulo del libro (como es tónica en todo el volumen): setenta y dos páginas repletas de imágenes de diversos tamaños, debido al muy variable formato y dimensiones de los cuadros de Vicente Gómez. Aplaudir, asimismo, que los grandes polípticos de las Abstracciones geométricas se presenten en conjunto, según sus distintas fases de construcción y ensamblaje, así como individualmente, de forma que resulte más accesible la observación de los muchos y pequeños matices que componen estas obras, de un detalle extremo. Por último, un minucioso inventario de la obra de Vicente Gómez García, tanto cronológico como temático, previamente razonado, y en el que se especifica el número de catálogo, el título de cada obra, su año de creación, su técnica y las dimensiones de cada pintura, escultura, dibujo o estarcido preparatorio.

Cierra este libro, primorosamente editado y repleto de imágenes que nos acercan de primera mano a la vida y la obra de Vicente Gómez, un Epílogo a cargo de Javier Martí Oltra, que rememora sus recuerdos del pintor con motivo de la exposición València 1978-2008. Una visió personal de Vicente Gómez García; un epílogo en el que Javier Martí nos plantea la importancia de revalorizar y dar a conocer a este artista valenciano, tal y como nosotros ahora realizamos a través de la reseña de un libro que supone el más exhaustivo acercamiento a su obra en formato bibliográfico.

Detalle de Pictoescultura 2 (2000-02), de Vicente Gómez García

 

Vicente Gómez García siempre fue consciente, y así sus textos lo acreditan, de la dificultad que supone expresar un lenguaje a través de otro de diferente naturaleza: tal decía del lenguaje matemático con respecto a la pintura; y, del mismo modo, en 2008 reflexionaba sobre la debilidad del lenguaje verbal para dar cuenta de lo pictórico: una dificultad y un reto que cualquiera de los que escribimos sobre música bien conocemos. Me gustaría terminar esta reseña dando la palabra al propio Vicente Gómez, con un fragmento de un texto tan bello como profundamente sabio, en el que el pintor valenciano nos llama al diálogo y a la integración de opuestos, en un mensaje que tiene tanto de artístico como de ético:

«Si queremos acercarnos a la representación pictórica de la realidad actual, hemos de hacerlo necesariamente desde diversos puntos de vista; todas las visiones, todas las percepciones de lo que nos rodea son igualmente válidas y ninguna de ellas está más próxima a la verdad que cualquier otra. Hemos de pintar la contradicción, hemos de plasmar nuestra incapacidad para abarcar la totalidad de los matices que somos capaces de percibir; integrándolos en una visión única en la que lo opuesto no nos resulte estéticamente molesto».

 

26 de marzo de 2022


Josep-Marí Gómez Lozano y Joan Gómez Alemany (Coords.): Valencia y la abstracción, construcciones con geometría y color. Trayectoria vital y creativa del artista Vicente Gómez García (1926-2012). Valencia: EdictOràlia Llibres i Publicacions, primera edición, febrero de 2022. Un volumen en rústica de 277 páginas; 30x21cms. ISBN 978-84-122173-1-5.