Hace unos días, para celebrar el estreno de Robot Dreams, publicamos una reseña de la película que podéis leer aquí. Hoy venimos a hablar con el director de la película. El aclamado Pablo Berger, nos acoge en su estudio en Madrid.
Pablo nos da la bienvenida a su “camarote” como él cariñosamente lo llama. Nos cuenta que, durante la producción del proyecto, el equipo de animación trabajó principalmente en Pamplona. Sin embargo, una pequeña fracción estuvo trabajando en unas oficinas cercanas a las de Berger, para una mejor comunicación. En el estudio encontramos las paredes empapeladas de diseños de los personajes, de storyboards, de distintos libros de artes y DVDs. Vemos también ediciones exclusivas del DVD de Blancanieves (2012), el megáfono utilizado en Torremolinos 73 (2003) y estanterías enteras de material cinéfilo.
A la pregunta de cómo surgió Robot Dreams, Pablo nos comenta que ha sido un despliegue un poco catártico. Que el proyecto nace de la novela gráfica de Sara Varon, que él se encontró en 2010, y le pareció una historia muy emocionante. Tras haber hecho Blancanieves y Abracadabra, volvió a releer el cómic, y esta vez le conmocionó.
“Si no, habría seguido haciendo películas de imagen real” nos comenta el director.
—¿Y después de esto volverás a hacer cine de animación o tienes ganas de volver a la imagen real?
—Junto con Blancanieves, esta película ha sido una de las experiencias más satisfactorias que he tenido en el mundo del cine. Con Blancanieves había espectadores que experimentaban una cierta catarsis, y con Robot Dreams ocurre algo parecido. Es el espectador el que termina la película. Es el espectador el que se deja llevar por la pantalla, y se mete dentro de la película.
Y sí, respondiendo a la pregunta, haré animación, ha sido una experiencia tan buena que volveré a hacer animación en un futuro.
—La soledad no deseada es un tema muy importante en esta película y que también se refleja en el cómic. ¿Qué te atrajo para querer hablar de esta situación?
—El tema que plantea la novela gráfica es algo que siempre me había interesado como director. Al verlo reflejado ahí, sin duda alguna, me hablaba. Yo creo que Robot Dreams es una de mis películas más personales junto a Torremolinos 73. Yo soy Dog (el protagonista). He sido un perro solitario en Nueva York, me he enamorado en Nueva York, me han roto el corazón en Nueva York, me he vuelto a enamorar, he hecho amigos, he perdido amigos y entonces yo sé qué es la soledad. Lo bonito de esta película es que Dog encuentra a alguien. Creo que un poco del mensaje es que “compartir” es siempre mucho más satisfactorio que “tener”.
—Yo creo que este tema es algo con lo que casi todo el mundo se puede identificar. Pero, a propósito de eso: ¿crees que el público más juvenil o más infantil puede entender ese mensaje?
Yo creo que sí, aunque superficialmente pueda parecer que es una historia infantil. Ella (Sara Varon) siempre hablaba de que estaba haciendo una novela gráfica para adultos. Y nosotros tampoco hicimos concesiones hacia el público infantil. Aunque somos conscientes de que la película le gusta al público infantil, por el diseño de los personajes o por la sencillez de la historia. Creo que cualquier niño de tres o cuatro años puede seguir la película. Es verdad que también es una película cinéfila, y que mi público es muy concreto. Pero creo que puede llegar a todos los públicos. Presiento que, por primera vez, en vez de que los niños elijan la película, bombardeados por campañas de televisión y por anuncios, sean los padres que estén leyendo un medio relacionado con el cine, sean los que decidan llevar a sus hijos a ver Robot Dreams. Confiamos mucho en el publicity, los medios o el boca oreja, por ejemplo…
—Sí, es verdad que es una película que da para hablar.
—Y que tiene cinefórum, claro. Yo, que soy de la generación del cineclub, me gusta pensar que el espectador tenga una experiencia sensorial, pero que además, al acabar la película, encuentre un momento para hablar de la misma con su pareja o con su familia.
—Con la cantidad de cine de animación 3D que vemos a día de hoy ¿Cómo de factible es hacer una película de animación tradicional?
—Bueno, yo soy muy afortunado. Mis primeras dos películas fueron muy difíciles de levantar. Por eso he hecho tan pocas películas. Blancanieves ya fueron ocho años de mi vida, porque nadie pensaba que se pudiera hacer una película muda en blanco y negro. Abracadabra sí que se vendió más rápido y también fue un éxito en taquilla. Afortunadamente, la mayor dificultad de Robot Dreams no ha sido financiarla, sino que ha sido poder hacerla en 2D.
Lo que más nos ha costado ha sido encontrar animadores y montar los estudios. Conseguir que el director de animación, Benoit Feroumont, director de Bienvenidos a Belleville o de El secreto del libro de Kells, quisiera trabajar con nosotros e invertir dos años de su vida en venir a España. Encontrar el equipo fue lo más difícil, más incluso que mi transición de director de imagen real a director de cine de animación. Afortunadamente en España tenemos muchos proyectos que están en marcha, como por ejemplo los de Alberto Vázquez, Sergio Pablos o Isabel Herguera. Estamos reviviendo una edad de oro, que necesitamos que dure, y necesitamos escuelas que formen en 2D y, desde luego, trabajo hay. Lo que falta es formación y continuidad en esto.
—Ya para terminar, ¿por qué la canción de September de Earth, Wind and Fire?
Para mí la película pasa de septiembre a septiembre. En el primer guion, para marcar un poco el inicio de la película, puse “September”. Los productores se asustaron al pensar en conseguir los derechos de esta canción, pues es una canción que aparece con 1500 millones de escuchas. Lo que pasa es que, cuando comenzamos la producción, por primera vez le presté atención a la letra y me di cuenta de que las tres primeras palabras de la canción tenían el tema de la película.
“Do you remember?”, es que es el tema de la película. Ni siquiera me acordaba y estaba delante de mis narices. Habla de la memoria, de cómo superamos la pérdida a través de la memoria, etc. Y seguí analizandola y resulta que “the 21st night of September”, y era casi como para llamar a Iker Giménez, pues era el día en que nació nuestra única hija. Mis películas son actos de amor, las quiero tanto que son como mis hijos. Mi hija asume que son sus hermanos. El tiempo que no he podido pasar con ella es tiempo que he pasado haciendo películas y es tiempo que le he quitado a ella.
Yo creo en las señales, nos confiesa entre risas. Antes que director, soy espectador. Si vosotros no conectáis con el trabajo yo no haría películas. Yo necesito que esta película sea un éxito, para poder hacer así mi quinta película, y que vosotros podáis disfrutar de ella.
Pablo nos promete a los lectores del cómic, que la película nos sorprenderá, ya que añade unas cuantas cosas, aunque en el fondo, la idea sea la misma. Podéis disfrutar de Robot dreams ya mismo en cines selectos de toda España. Os aseguro que no os dejará indiferentes.