Una pieza que cae detrás de otra
Dominó es una película que juega constantemente con la suspensión de la incredulidad, no sé si de manera intencionada o no. La dirección es buena, como cabe esperar de un maestro como Brian de Palma, pero a veces son las decisiones externas al guión las que hacen que una película se tambalee.
No se trata de un blockbuster, en el que los buenos se cargan a los malos, sino que pretende una reflexión sobre las motivaciones personales que llevan a alguien a matar, lo cual parece muy interesante, de no ser por los agujeros argumentales que hacen que la película chirríe.
Pues las motivaciones del protagonista se sienten un poco forzadas y la relación amorosa que aparece entre dos de los personajes secundarios no te la acabas de creer en ningún momento. Sin embargo, el factor más creíble de la historia es toda la subtrama que desentraña las maquinaciones políticas del ISIS y cómo los diferentes agentes federales deciden pararles los pies.
Parte de la cinta se desarrolla en España y, para mí, algunas localizaciones no funcionan como proponen dentro de la película, resultando otra vez poco creíble. Los protagonistas son Nikolaj Coster-Waldau y Carice van Houten, ex-estrellas de la aclamada Juego de Tronos. Mención especial a Eriq Ebouaney que interpreta a un padre forzado a luchar contra el ISIS, para no arriesgar la vida de su familia. También Mohammed Azaay, interpretando a la cabeza de una de las células del ISIS, resulta terrorífico en algunas secuencias.
Sinopsis
Christian es un policía danés que se asocia con una oficial para localizar al asesino de su compañero. Lo que la pareja no sabe es que el individuo al que persiguen trabaja en una operación especial de la CIA, siguiendo el rastro de una célula terrorista del ISIS en Europa.