Pavarotti

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Una película de Ron Howard
Documental
Estreno en España, 10 de enero de 2020

luciano pavarotti y nicoletta mantovani

La mejor definición para una película como “Pavarotti” sería, lisa y llanamente, la de documental. No es un “biopic” al uso, pues ningún actor hace del mundialmente famoso tenor italiano para contarnos su vida; como tampoco es un film donde la ficción en torno al personaje sirva de apoyo logístico a la “verdad” última que surge de la estructura organizativa de los hechos mostrados, pues incluso el montaje de lo rodado se mantiene fiel a la innegable historia —vital y profesional— que nos están narrando. Se trata, insistimos, de un documental en torno a un personaje que, por su fama y presencia mediáticas, va mucho más allá de su condición de “famoso cantante de ópera”. De hecho, el documental refleja, de una manera sensible y correcta, pero firme, la transformación de un excelente tenor “clásico” de ópera en algo parecido a un personaje del “Star system” de la farándula. Más adelante intentaré explicar con mayor precisión lo que en su caso entiendo por “clásico”. Pues Pavarotti lo fue, al menos, durante sus tres primeras décadas en activo: aproximadamente desde 1961 a 1992.

La película “Pavarotti” (2019) ha sido realizada por el director y productor cinematográfico estadounidense Ron Howard. Entre sus películas más conocidas podemos citar “Una mente maravillosa”, protagonizada por Rusell Crowe y Ed Harris, “El Código Da Vinci”, “Ángeles y demonios” o “Apolo 13”, estas tres últimas protagonizadas por Tom Hanks. Se trata, en definitiva, de un director de cine “comercial”, y ya sabemos que cada cual entiende por “comercial” lo que cree más ajustado a sus gustos e intereses. Ni que decirse tiene que “Pavarotti” también es “comercial” para quien escribe esta nota, y con ello no pretendo negar algunas cualidades y aciertos que posee la película, entre ellas —y no es poco— la de conseguir que el documental se vea con agrado e interés, sin tener el auto título de “amante de la ópera”.

Luciano Pavarotti Concert – Hyde Park, London

El filme empieza y acaba con las palabras de su viuda (y ex secretaria) Nicoletta Mantovani, con la que se casó cuando él tenía 67 años y ella 33, luego de una relación que comenzó siendo ella mucho más joven. Relación y boda (con el posterior nacimiento de una hija) que fue un auténtico “escándalo”, en la rica, provinciana y conservadora Módena, lugar de nacimiento del tenor, y centro neurálgico de lo que podemos definir como “la Italia profunda”. Pues bien, a partir de esta “obertura” (el entrecomillado es irónico, pues hay muy poca música en este “Pavarotti”), se suceden las muchas intervenciones que puntúan la película, y que yo dividiría en dos bloques: las afectivas y sentimentales, y las profesionales y admirativas. Entre las primeras sobresalen las declaraciones de su primera novia y mujer, y madre de sus tres más que adultas hijas, pero también la de una amante/alumna/secretaria/cantante de ópera, con la que convivió durante los muchos años en los que, prácticamente, vivió en Estados Unidos. En el segundo bloque, además de los representantes y productores de eventos y conciertos (pues era una máquina de hacer dinero), vemos y escuchamos a colegas del mundo de la música, en su sentido más amplio y popular. Quiero decir, aparecen Plácido Domingo y José Carreras (“Los Tres Tenores” tenía muy poco de ópera y mucho de “business” y espectáculo para masas), pero también los nombres que figuraban en los muchos conciertos dados con el título genérico de “Pavarotti & Friends”: Sting, Bono, Cher, James Brown, Celine Dion, Eros Ramazotti, The Cors… (y la lista con los que colaboró puede ser muy extensa). Pues bien, todos hablan de Pavarotti de una manera (y no hay doble intención o irónica burla en lo que a continuación diré) tan admirativa como respetuosa, tan elegante como encantadora, tan relajada como sentimental. Sin duda, y en el mejor sentido de la palabra, debió de ser en la intimidad un tipo simpático, entrañable y querible.

José Carreras, Luciano Pavarotti y Plácido Domingo al pie de la Torre Eiffel, con motivo de su concierto para la Copa del Mundo de fútbol, el 6 de enero de 1998
(Foto by Alain BENAINOUS/Gamma-Rapho via Getty Images)

En “Pavarotti” hay muy poca música y muchos aplausos y ¡bravos! luego de sus más apoteósicas intervenciones que intuimos pero no vemos —creo recordar que únicamente escuchamos entera el aria “Nessun dorma” de la “Tosca” de Puccini—, pero la película se ve con familiar placer, y con un interés que va en aumento según avanza el metraje del documental. Es una película agradable para todos los públicos. No pretende más ni desde luego es tan ingenua como para pensar que con ella se crearán nuevos públicos para la ópera. En absoluto. Luciano Pavarotti fue un magnífico cantante clásico y muy italiano. Es decir: cantó únicamente ópera italiana, y sobre todo los títulos del más puro “belcantismo”, con una voz muy bella que rendía homenaje a la escuela canora italiana. No tenía el más mínimo interés (probablemente porque ni sabía ni quería) por modernizar su repertorio. Su pasión y su mejor decir vocal se circunscribía, básicamente, a Rossini, Donizetti, Verdi y Puccini. Y así fue hasta 1992. Lo que vino después, con el éxito de “Los Tres Tenores”, ya nada tiene que ver con sus admirables actuaciones de juventud. Desde esa fecha (1992) hasta su muerte (2007) cantó muy poco (aunque él y su público pensaran lo contrario) y “actuó” mucho como personaje un tanto bufonesco de la “Commedia dell’Arte” para públicos de todo el mundo, especialmente en USA. El documental refleja muy bien y de una manera respetuosa esta decadencia “exitosa”. Quizá por ello me ha gustado más de lo que esperaba.

Luis Francisco Pérez