El existencialismo de Bojack Horseman- Análisis

Bojack Horseman- Nueva serie de Netflix

Si pudiera explicar lo que hace realmente interesante a esta serie de Netflix, la cual estrenaba cuarta temporada hace unos días; no es por su humor blanco, su crítica a Hollywood o sus divertidos gags visuales. Lo que hace realmente especial a esta serie es su leitmotiv, su razón de ser, es el querer responder a la pregunta “¿Soy feliz?”. En un mundo consumista, donde las noticias llaman constantemente nuestra atención, donde se ha perdido la fe en la religión, donde tanto la política como la guerra son sólo búsqueda del enriquecimiento personal, Bojack Horseman tiene una visión absurda de la humanidad (o de la animalidad). La serie refleja la idea de que no hay un sentido de la vida, que no merece la pena buscar la felicidad y de que, en cuanto crees obtenerla, te torturas por saber cuánto durará hasta que ésta expire.

Si bien ya hay gente que ha hablado sobre las líneas de pensamiento de la serie, mi interés era hablar sobre el componente principal de la misma, hablar sobre la búsqueda de la felicidad y sobre el mensaje crítico y sagaz que refleja del mundo. El protagonista es un hombre-caballo, ex-estrella de un show de los años 90, al estilo de Blossom o El príncipe de Bel-Air, cínico, egoísta, depresivo y para colmo mal actor. Su vida cambia en el momento en el que aparece Diane Nguyen, una escritora de biografías, con la que abre su mente y estrechan lazos a lo largo de toda la serie.

La historia es esa (no voy a contar más). Es una sitcom, una serie coral, en la que todos los personajes tienden una búsqueda personal de la felicidad. Diane quiere ayudar a la gente, o ganar el suficiente dinero como para saciar sus necesidades filantrópicas, pues cree que con eso hallará la felicidad. Todd, el compañero y amigo de Bojack, busca una actividad que le llene instantáneamente, aunque siempre se olvida de aquello y corre alocadamente hacia su próxima aventura. Princess Carolyn, la agente y ex-novia del protagonista, mantiene un debate constante entre si construir una vida familiar y cuidar de sí misma o si dar el pelotazo con una producción que le acabe dando la gloria eterna. Mr.Peanut-Butter, rival a la par que amigo de Bojack, sigue un enfoque similar al de Todd, pero siempre permanece alegre, pese a tener una visión pesimista del universo. “Es un vacío cruel –afirma–, que no merece la búsqueda de la felicidad, manteniéndote ocupado eventualmente hasta que finalmente mueres”.

Este leitmotiv se aprecia ya en los títulos de crédito, donde se muestra el día a día de Bojack, hasta que se cae desde el balcón al fondo de la piscina, su mano tapa la cámara y ahora le vemos bebiendo un margarita mientras toma el sol… Una visión bastante camusiana de la gloria y la fama.

Y hablando de la gloria y la fama, casi todo el reparto de personajes, así como los cameos eventuales, son pequeñas glorias de Hollywood, algunos juguetes rotos o actores olvidados cuya fama ha ido cuesta abajo. No es casualidad. Hasta hay un gag de Paul McCartney haciendo algo tan denigrante como salir de una tarta de cumpleaños, como recordatorio de la caducidad de la fama. La serie Bojack Horseman trata algo tan clásico como el Tempus fugit, pero lo hace desde una visión existencialista y autocrítica.

Esta nueva temporada trata además temas nuevos y comprometidos, como la asexualidad, los nuevos modelos de familia, el empoderamiento de la mujer a través de los tiempos, el espectáculo de la política o el legado que queremos dejar cuando desaparezcamos. Se trata por tanto de una comedia fantástica, sagaz y fresca; altamente recomendada.