En Artes y Cosas estamos interesados en sacar una nueva sección de crítica y opinión sobre el noveno arte; llámenlo novela gráfica, cómic, manga, bande dessinée, historieta o tebeo. Mi nombre es Juan, en las redes soy más conocido como Darukii; y como una de mis aficiones de siempre ha sido el cómic y la narrativa secuencial, me encantaría reseñar algunas de las historias más o menos actuales que se van publicando en el mercado español.
Como una buena crítica, se atiene a una única opinión global; pero por ello también es muy interesante si podéis dejar comentarios y dar vuestras opiniones.
Hoy os traigo tres cómics de cada esquina del planeta, uno gestado en Francia, otro en Estados Unidos y otro en Japón.
Empezaremos por Pistuví: El país de los grandes pájaros, editado por Spaceman Books en España. Pensado por Merwan e ilustrado por Bertrand Gatignol. Nuestro protagonista es un joven zorro que vive con una niña humana, y durante diez capítulos nos llevarán por un viaje inolvidable con una estética muy cuidada. He de decir que tuve que releerlo dos veces, ya que no conseguí captar la profundidad de la obra en la primera lectura
Pistuví es una alegoría sobre la infancia, donde el protagonista no es el zorro que da nombre a la historia sino la chica que le acompaña, Jeanne. A primera vista parece que Pistuví es un egoísta, un maleducado y que Jeanne, la cual se preocupa por Pistuví, le importa un pimiento.
El guión parece muy sencillo, pero es donde entra una narrativa inusual, de la cual se aprovecha para hacer avanzar la historia. No es una narrativa típica ni del cine, ni de la música, ni del propio cómic; sino una narrativa de los juegos. ¿Qué quiero decir con esto? Bien, me explicaré. El guionista, Merwan, nos deja en el primer capítulo una serie de reglas, entre ellas, que Pistuví no puede escuchar a los pájaros, que a las chicas no les pasa nada si los escuchan y que si Jeanne toca la ocarina habrá paz. Con estas reglas va desarrollando la historia, y como en un buen juego, a veces las utiliza en tu contra, otras veces las rompe y otras veces las complica. ¿Por qué esta decisión de una “narrativa lúdica”? Es una alusión a la naturaleza de la infancia, que trata con divertimentos y juegos constantemente.
No querría hacer un resumen de la historia, porque si no la has leído ya, deberías. Sólo diré que tiene un rico contenido. El simbolismo está muy bien llevado y que los pájaros que aparecen en la historia no son sino una metáfora de la adolescencia.
Gatignol (el cual ha trabajado en el sector audiovisual y de diseño) Tiene un dibujo muy cuidado, con un trazo sólido con claras reminiscencias a la animación. Se mueve entre diseños estilo Disney, como puede ser el propio Pistuví o los pájaros, que tienen una vertiente entre muy cartoon y muy Ghibli.
Pasemos a Marvel, en España editado por Panini Cómics. Quería haber hecho una crítica del último evento de Marvel, Secret Wars, pero tenía un final tan farragoso que no me apetecía demasiado; por otro lado encontré Ojo de Halcón del cual había oído hablar muy bien. Creo que de la línea que sacó Marvel en 2012, Marvel Now!, el cómic de Matt Fraction y David Aja es el mejor de la línea. Fraction es un guionista divertidísimo, la narrativa da Aja es perfecta (ha ganado dos Eisner por ello, algo así como los Oscar del cómic) y los colores planos de Hollingsworth le aportan una gran riqueza visual.
Los volúmenes de los que hablaré son “Seis días en la vida de…” y “Pequeños Aciertos” de la colección 100% Marvel de Panini ya que aún no he tenido la oportunidad de hacerme con el tercero (antes de que cambiara el dúo dibujante/guionista).
No esperéis ver al Clinton Barton que habéis visto en las películas de los Vengadores, éste tío es soltero, pasota y no llega a fin de mes. Le acompaña otra “Ojo de halcón”, la prometedora, sarcástica y mucho más joven Kate Bishop. Se meterán en líos porque Clint pretende ser cívico y buen vecino; pero como todo vengador, las mafias y villanos querrán encargarse de él.
Fraction es inteligente y sabe sacarnos una sonrisa en las situaciones más comprometidas.
La narrativa es excelente, haciendo guiños a otros formatos y utilizando la viñeta casi como si fuera un segundero de reloj. Es el perfecto ejemplo del “muestra, no cuentes”.
Aja no tiene nada que envidiar a los grandes como Will Eisner o Scott McCloud a la hora de narrar con viñetas, y cuando Aja no está disponible al dibujo, Javier Pulido hace las veces y mantiene el listón bien alto.
Se nota que David Aja tiene algo de diseñador gráfico, ya que sus guiños a la señalética, a Saul Bass, al punk o a la estética mod no pasan desapercibido. La paleta limitada de Hollinsgworth aporta muchísimo más de lo que se puedan imaginar. Disfruté especialmente los capítulos de navidad, donde Fortu (el perro pizzero) es el protagonista.
Pasemos al último, venido de la mega editorial japonesa Shueisha, editado por Planeta Cómics/Planeta DeAgostini tenemos Tegami Bachi. Aún en publicación en España desde 2010 y a poco de terminar, unos dieciocho tomos de veinte.
Probablemente nos encontramos con uno de los mangas con el dibujo más cuidado y preciosista del mercado, ya que Hiroyuki Asada sabe combinar estéticas y darle el detalle necesario a cada uno de los personajes y localizaciones. Además estamos ante uno de los autores de cómic de acción que mejor sabe tratar temas como la melancolía, la tristeza o la pérdida de seres queridos.
Lag Seeing es un pequeño chico que ha perdido a su madre y el cual es recogido por un Letter Bee (un cartero estatal) llamado Goos Suede para llevarlo junto a su tía. Durante éste camino ambos conectan y Lag decide que de mayor será como él. La historia de verdad empieza justo después de esa elipsis, siendo ya un niño de doce años que se va a presentar al cargo de Letter Bee. Dejando fuera algunos matices, como el de que hay insectos gigantes que se comen los sentimientos de las personas, o el de que cuando Lag utiliza su poder permite ver “el corazón” imbuido en las personas, parece que hay una trama política de encubrimiento de datos de los cuales, sin querer, forman parte los Letter Bee que son el orgullo patrio. Un país dividido en tres por murallas donde en las lindes del fin del mundo se encuentran los más pobres y en el centro la burguesía, dividiéndolos en diferentes castas.
Asada sabe manejar bien la trama, cada personaje que aparece tiene un problema, el cual consigue resolver durante el mismo tomo. Esto es muy importante, ya que a diferencia de los mangas de publicación semanal, Asada publica en la Jump Square, revista de publicación semanal, lo que le da tiempo a encajar la historia dentro de los diferentes volúmenes. El problema es que desarrolla los personajes por cada tomo. Y enseguida entendemos las motivaciones de los protagonistas, pero de los secundarios regulares, como Connor o Zazie, no sabemos nada hasta prácticamente el final de la historia.
Esto no le ayuda nada, conectamos más con personajes que aparecen sólo una vez en la historia que con aquellos con los que vamos a convivir tomo tras tomo.
Pese a esta pequeña lacra, la “trama c” de la serie es completamente disfrutable, pese que a las tramas principales y secundarias se vean estiradas a lo largo de la serie. Además sus historias tienen una gran cantidad de referencias culturales, que utiliza Hiroyuki Asada de manera un poco injustificada, y le dejan como un poco pedante, aunque yo prefiero pensar que es muy culto pero inocente.
Todavía quedan un par de tomos para ver cómo termina, aquí en España y a lo mejor consigue que esto cambie radicalmente.
Por otro lado lo compensa perfectamente con su dibujo, tomando una estética de claroscuro, a tinta perfecta. Sus fondos nos remiten a una cultura muy europea, con catedrales góticas preciosistas, diseños art-nouveau y vestimentas típicamente inglesas. Una estética que le pega totalmente, un diseño de personajes perfecto y con un dibujo muy detallado, que nada tiene que ver con los mangas que había dibujado en el pasado, sobre motos con animales antropomórficos.
Las tres historias muy interesantes, cada uno con sus pros y sus contras, pero cualquiera de ellos para alguien que se quiera iniciar en la lectura de cómic y engancharse a su fascinante mundo.