Memoria, golpes y agujeros

Noelia Plata

 

La Galería José de la Mano, junto al comisario Fernando Castro, rescata un conjunto de obras inéditas del artista conceptual Nacho Criado (1943 – 2010). Recuperar las pinturas sobre hojalata supone cubrir un vacío histórico en la reflexión sobre este artista que, con tan solo veinticinco años, estaría emprendiendo su búsqueda por la desmaterialización y expansión de los horizontes del arte. Esta serie, realizada a finales de la década de los sesenta, revela las huellas de un joven artista que estaba interesado en atravesar los límites tradicionales del cuadro. Es una oportunidad perfecta para los seguidores de Nacho Criado, para tener un acercamiento a los orígenes de su producción artística.

Nacho Criado, Grito (túmulo para un héroe), 1968.
Técnica mixta sobre hojalata en bastidor de madera, 58,5 x 70 cm.

La serie está fechada entre 1968 y 1969, momento en el que Nacho Criado se encuentra en Barcelona, forjando su vocación artística y experimentando en el campo de la pintura. Su trabajo se caracteriza por una estética reduccionista. Criado ha realizado obras de todo tipo: desde la escultura expandida, a los lugares específicos, pasando por la instalación, las acciones, la performance, la fotografía y el cine. Cualquier expresión parece válida, siempre que refleje la preocupación del artista por la puesta en escena de las ideas. Los historiadores y críticos que han seguido de cerca su trabajo saben que la pintura no ha sido uno de los puntos fuertes en su producción. Sin embargo, va a realizar estas pinturas de enorme potencia matérica, de un gran reduccionismo temático y formal con estos cuadros, en los que se intuye una aproximación conceptual a sus próximos trabajos.

Nacho Criado, Obra para ambientación natural, 1968.
Técnica mixta sobre hojalata en bastidor de madera, 61,5 x 55,3 cm.

 

Las pinturas de hojalata son pinturas dramáticamente matéricas, con esas chapas taladradas y perforadas. Casi como si hubieran recibido disparos o impactos sobre ellas. La selección del material no era algo arbitrario en el trabajo de Nacho Criado. En estas primeras aproximaciones utilizaba los cristales, la hojalata, el plástico o los cartones, porque estos le permitían mayores posibilidades para conjugar sus ideas. En este sentido, podemos decir que la hojalata le permitiría realizar una exploración de las texturas, en la medida en que introducía o llevaba hasta el extremo perforaciones y golpes. Esto no solo aporta una estética diferente, sino que también les da una carga simbólica a las obras. La hojalata es un material asociado con lo industrial y lo cotidiano, y en las pinturas de Criado adquiere una dimensión metafórica que habla de la angustia existencial.

El tratamiento de estas pinturas responde claramente a un lenguaje dramático: agujeros, impactos y perforaciones de diferentes tamaños recubren las superficies metálicas. En algunas piezas parece que el artista hubiera dado puñetazos sobre las planchas. Esto también es visible en estos agujeros, que para nada están calculados para ser simétricos ni perfectos. Según señala Fernando Castro, en buena medida esta acción pictórica no estaba controlada, sino que eran accidentes, efectos y acciones sobre los que aplicar color o depurar resultados. Poco a poco fue imponiéndose el blanco, ganando protagonismo, como en una disolución inevitable, al mismo tiempo que comenzaba a trabajar con las maderas apolilladas que se encuentran en el reverso de los cuadros. Por ejemplo, en Obra para ambientación natural (1968), los agujeros dejan entrever estas maderas, convirtiéndose en un agente activo de la composición, no en un mero soporte para la obra.

También son reseñables los títulos de estos cuadros que refuerzan esta angustia existencial, tanto como evidencian una preocupación geométrica, en la aproximación a la naturaleza. La imagen es una realidad entre paréntesis. Estos son algunos de los títulos de esas pinturas que realizó en 1968: Gritos entre silenciosHorizontal (forma abatida), Grito (túmulo para un héroe), Horizontal (extracción expresiva), Orientación espacial (elementos de expresión), Horizonte (en la lejanía), Ordenación espacial (dos huecos ordenados), Obra para una ambientación natural. El reduccionismo temático y formal, característico de las estéticas de la retracción, supone un singular interés por cierta “neutralidad”.

Nacho Criado, Sin título, 1968.
Técnica mixta sobre hojalata en bastidor de madera, 70 x 91 cm

 

Nacho Criado estaba al tanto del influjo artístico del momento, tanto fuera como dentro de España. De hecho, un año después de la producción de estas obras, realiza su primera exposición individual en la Galería Sen: Homenaje a Rothko. Exposición precursora del minimalismo en España. Durante la segunda mitad de los años sesenta y los setenta, su obra sintoniza con los planteamientos de movimientos internacionales como Fluxus, el Arte Povera o el Land Art, lo que convierte a Criado en un artista clave, dentro del cuestionamiento del objeto artístico tradicional.

Las pinturas sobre hojalata de Nacho Criado también parecen contener algún tipo de referencia a obras de Lucio Fontana y Alberto Burri. A través de este juego con el material, su superficie y esta manera de traspasar los límites del cuadro. Es evidente que esas primeras obras pictóricas tienen puntos de contacto con el Espacialismo y el drama de la materia informalista. A su vez, estas perforaciones y ese carácter dramático es igualmente afín a las obras de arpilleras de Manolo Millares.

En definitiva, esta exposición es una excelente oportunidad para ver la génesis de un artista. Son piezas inéditas que nunca han estado expuestas al público, pero fundamentales para trazar una línea histórica y comprender el propio desarrollo de Nacho Criado. La muestra también incluye una vitrina con archivos y referencias que contextualizan su producción durante esta época, manteniendo latente la memoria del artista. La habilidad de Criado para trabajar con la hojalata y crear una narrativa visual interesante y atractiva es, sin duda, una de las mayores fortalezas de esta exposición, que localiza cuestiones como la desmaterialización del arte y esa simbiosis entre las formas más simples y económicas que caracterizaran su obra.