De turistas y viajeros… | Revista Artes y Cosas

Muchas veces oigo y leo frases de tipo “yo no soy turista, soy viajero” expresadas con un desprecio gratuito hacia la actividad turística en favor de la viajera, que me hace entornar los ojos, mirar al cielo y suspirar. Y es que, quienes producen tales declaraciones, normalmente lo hacen con la intención de menospreciar la actividad de quienes “hacen turismo”, mientras se comparan enarbolando la bandera de su supuesta y autodeclarada solidez como trotamundos off-the-beaten-track (otro término también muy de moda). De lo que no parecen darse cuenta, es de que su uso gratuito del lenguaje resuena en los oídos de quienes sí conocen el significado de las palabras, haciéndoles parecer ridículos, pedantes y, peor aún, ignorantes.

El Viajero (El Regreso de Williams Arrensberg), de Eduardo Úrculo

El Viajero (El Regreso de Williams Arrensberg), de Eduardo Úrculo

¿Qué es un turista? Según la RAE, aquella persona que hace turismo.

¿Qué es el turismo? Según la RAE, la actividad o hecho de viajar por placer; el conjunto de los medios conducentes a facilitar estos viajes; o el conjunto de personas que realiza este tipo de viajes.

¿Qué es un viajero? Según la RAE, aquella persona que viaja.

¿Qué es un viaje? Otra vez, según el diccionario de la RAE, el traslado que se hace de una parte a otra por aire, mar o tierra, o la ida a cualquier parte, aunque no sea jornada, especialmente cuando se lleva una carga.

¿Cuál es, entonces, la diferencia entre viajero y turista?

Ambos vocablos (viaje y turismo) tienen un origen latino primero y francés después. La diferencia que que el el primer caso, el término pasó del francés al inglés y de ahí al español, con el sentido añadido de “girar”, mientras que el en segundo caso, pasó del francés al catalán, y de ahí al español con el sentido de “vía” (medio o camino).

El término inglés tourist se popularizó en los siglos XVIII y XIX a través de los diarios y relatos de viajes escritos por jóvenes aristócratas, que dedicaban un tiempo durante su formación académica a realizar el llamado Grand Tour, un viaje por Europa que generalmente duraba varios meses o incluso, si tenían presupuesto, varios años. El Grand Tour incluía visitas a París y al sur de Francia, a Bélgica y Holanda, Suiza y Alemania, además de un detallado recorrido por Italia. Aquellos diarios de viaje, caracterizados por describir no sólo los lugares visitados, sino sus impresiones personales, fueron publicados en muchas ocasiones, contribuyendo a la popularización de la experiencia y al posterior desarrollo del turismo como fenómeno social.

Aquellos turistas viajaban sin un aparato organizativo detrás, sin internet, con pocas y no particularmente precisas guías de viajes, y generalmente, en compañía de un ayudante o protector, aunque también hubo muchos casos de viajeros solitarios. No parece muy diferente de lo que hacemos muchos de nosotros hoy en día, simplemente vamos más lejos, porque los medios de transporte y la seguridad sanitaria nos lo permite.

La perversión del término “turista”, con el significado negativo que muchos le dan hoy en día asociado al aborregamiento propio del turismo de masas, hay que agradecérsela a la popularización del ferrocarril y al abaratamiento de los medios de transporte. Esto permitió a amplias capas de la población disfrutar de viajes de ocio y descaso de forma estacional, despojando a la actividad turística de su aura de exclusividad y de su elitismo aristocrático (lo que, a mi modo de ver, no es algo tan terrible).

Actualmente, la Organización Mundial del Turismo entiende como turístico un desplazamiento fuera de la residencia habitual realizado por un “visitante”, que es aquella persona que viaja a un destino distinto al de su entorno habitual por una duración inferior a un año y con cualquier finalidad que no sea la de ser empleado por una entidad residente en el país o lugar visitados.

Por tanto, atendiendo tanto a cuestiones históricas como etimológicas, si tu presupuesto es limitado, viajas durante tus vacaciones laborales o escolares y por estancias inferiores a un año; si lo que te mueve es la curiosidad por acceder a lugares y culturas totalmente diferentes a los tuyos, y posteriormente lo relatas (ya sea en un libro, en un blog o, simplemente, a tus familiares y conocidos), querido/querida, lo que estás haciendo es tan turismo como el del Rodríguez que pasa el mes de agosto en Benidorm.

¿Cuándo se es un viajero?

De acuerdo a lo explicado, un viajero es quien se mueve por una vía, con equipaje a cuestas y, en muchas ocasiones, con un objetivo diferente al de quien simplemente desea conocer otros lugares y culturas.

Viajero es aquel que debe ir de un sitio a otro, y el turístico es únicamente uno de los tipos de viaje que se pueden emprender. Por definición, todos los turistas son viajeros, aunque no todos los viajeros puedan ser turistas. Así que, si ocurre que la razón de tu viaje es turística, simplemente disfruta de ser una persona con suerte, sin más etiquetas.

 

Especialista en Historia del Arte español y profesora de Historia del Arte y Estudios Hispánicos. Me interesa la investigación histórico-artística, la literatura de viajes y la antropología social y cultural, y disfruto combinando mi trabajo en el ámbito académico con el divulgativo, en el que escribo habitualmente sobre arte, viajes y culturas, como forma de conocer y reflexionar sobre el mundo que nos rodea. Mi tiempo lo dedico a viajar, leer, practicar la fotografía y a escribir en mi blog personal Leyendo el Mundo con los Pies (www.leyendoelmundo.com), donde podéis encontrar much… seguir leyendo